Más allá del dinero

Mucha gente buscando una explicación lógica a todo el movimiento que se genera con una exaltación, se ha preguntado cual es el premio metálico que recibe un ex pelotero por entrar al salón de la fama del béisbol en Cooperstown en New York.

El caso más reciente es el de Adrián Beltré. En uno de los encuentros que tuvo con la prensa antes de la ceremonia, un compañero le preguntó cómo cambiaría su vida con el reconocimiento a la inmortalidad. Su respuesta fue muy clara, directa y humilde… “En nada. Sigo siendo el mismo ser humano, enfocado en pasar más tiempo con su familia”.

Obviamente que recibe la distinción con mucha felicidad, varias veces habló del privilegio que es estar en esa elite y mencionó como pensaba celebrar en grande, pero en lo económico no le cambia mucho la vida.

Por esto ahora Beltré, ni ningún otro exaltado, recibirán un salario adicional, aunque tendrá una mejor cotización para muchas cosas que vendrán en su vida de pelotero retirado.

Una vez Don Juan Marichal me dijo que desde 1983, año de su exaltación, firmaba los autógrafos con las iniciales “HOF” (Hall Of Fame) al lado de su nombre, y que eso aumenta la cotización de los souvenirs que entrega, en todos los sentidos.

Además, recibe propuestas para ir contratado a lugares públicos con dividendos económicos mayores que aquellos no inmortalizados.

Igual con aquellos que se convierten en analistas de las grandes cadenas en televisión de Estados Unidos, cuyo trato económico es mucho mejor después de su exaltación.

Pero aquí el tema no es de dinero, es de prestigio, de orgullo para sus fanáticos y su país.

Entre los miles de jugadores, managers, dueños, y directivos que han impactado en el béisbol, sólo un selecto grupo de 342 son miembros del Salón de la Fama, incluyendo a 270 exjugadores de Grandes Ligas. Además, Adrián está en un círculo más selecto cuando vemos que solo 60 de ellos han entrado en su primer año en la boleta.

Definitivamente la carrera de cualquier miembro de Cooperstown debe contagiarnos para siempre intentar lograr la excelencia, dentro y fuera del terreno.