No sé y nunca sabré por qué cuando alguien desea obtener o conocer alguna información sobre nosotros, la solicita a terceros, en vez de acercarse a uno y preguntar lo que desea saber.
Lo mismo aplica para quienes, sin que nadie se los pida, comienzan a ofrecer detalles de las vidas, obras y milagros de los demás.
Algo de lo que estoy convencida es de que jamás se acabarán la especulación y la calumnia, no mientras el chisme y la destrucción de honras y morales sea tan atractivo para una gran parte de la población, cabe resaltar de aquella que abraza la ignorancia y que nunca llega a superarse ni humana, ni profesionalmente.
Es por eso que jamás terminará la presunción. Nunca dejará de existir personas que aseguran que nos buscas o que no los llamas, porque estas tan ocupado disfrutando de tu bienestar que no necesitas de nadie más.
Es penoso y es algo que jamás pasará por mi mente sobre ninguna persona a la que amo o con la que mantengo una sincera amistad.
Pero a la gente le fascina hacer juicios y condenar.
De la misma manera en que, sabiendo que una persona es calumniadora por excelencia, llena de rencor y envidia, deciden creerle cuando esta dice algo de otra por el simple hecho de tener con qué entretenerse. Cuando se trata de la vida ajena, todo cuanto nos dicen, sin importar quién lo diga, se convierte en una verdad irrefutable.
De más está pedir a las personas que dejen de suponer y presumir. Dejar de asegurar que alguien no nos llama o nos ha dejado de buscar porque no encajamos en su bienestar de ahora.
Dejemos de condenarnos al asegurar que quienes se encuentran físicamente lejos, están tan felices que ya nos han olvidado.
No aseguremos, no juzguemos, no nos alejemos de alguien sin antes saber si realmente eso es lo que el otro quiere.
No olvidemos que para amar a nuestros seres queridos, no tenemos que verles, escucharles o hablarles todos los días.
Nunca olvidemos que nadie está tan bien como para no necesitar de alguien más. Recordemos que nadie está tan mal como para que no tenga caso acudir en su ayuda, pero más que cualquier cosa, no demos por hecho aquello que no nos consta.