Cada vez que se cierra un ciclo, cada vez que concluimos algún capítulo de nuestras vidas, sin importar que el resultado nos haga felices o sintamos que estamos ante un tremendo fracaso, siempre nos alientan o nos alentamos a volver a empezar.
Algunas veces el plan es reiniciar algo que no salió conforme lo esperado, otras se trata del comienzo de cosas nuevas y totalmente distintas a las que acabamos de concluir.
En situaciones diferentes, lo que pretendemos es recomponer las piezas destrozadas de un proyecto mal organizado que nos llevó a ningún lado.
Lo que sí podemos asegurar es que para muchos, no es fácil volver a empezar, aunque para otros, no existe mayor emoción que el comienzo de una nueva etapa, de dar inicio a nuevas aventuras, aún cuando ni siquiera se sepa a ciencia cierta cuáles serían las herramientas necesarias para cambiar el fracaso anterior y convertirlo en el éxito qué no se pudo logar antes.
Cuando sentimos que hemos llegado al final de algo, sea porque ya no funciona, porque hemos llegado un punto en el cual resulta imposible avanzar o cuando, por más empeño y tiempo que hayamos dedicado en un anhelado proyecto, simplemente no logramos completarlo de forma exitosa, es cuando entendemos que es hora de cambiar la dirección.
Es tiempo de escuchar consejos y de alguna manera prestar atención a nuestra conciencia. Es el momento para reconstruir, para recomenzar o iniciar de cero, con nuevas ideas y renovadas fuerzas. Es cuando nos preocupamos por contar con las herramientas que nos ayudarán a lograr nuestros objetivos.
En realidad no importa cuanto nos digan, si no estamos totalmente seguros y decididos, nada resultará, pasaremos la vida en intentos fallidos.
Y es que para volver a empezar solo hace falta tener coraje y la determinación de apostar a ganar aún cuando la derrota se haya convertido en una constante amenaza.