Es asombroso ver cómo las personas pueden licenciar todo tipo de cosas en sus redes sociales, en especial Facebook.
Llega al ridículo el número de publicaciones inútiles y que nada aportan a nadie, con que las personas llenan el espacio de sus estados en las redes.
Es cierto que a través de esas plataformas, muchas personas que se encuentran distanciadas no sólo por el territorio, sino por el tiempo que llevan sin verse o coincidir en los mismos espacios, se pueden mantener en contacto o al menos saber que ese amigo de la secundaria o aquel o aquellos chicos del vecindario han seguido con sus vidas.
Es innegable que las redes sociales han reunido a personas que se conocieron cuando estas redes ni pensaban existir.
Es sabido que muchos nietos han reunido a sus abuelos y abuelas con amigos y hasta familiares con quienes llevaban años sin tener contacto, gracias al uso de Facebook y otras redes.
Hasta ahí todo es bueno y hay que reconocer la utilidad que tienen estas herramientas.
Pero por el otro lado está la exposición excesiva, la divulgación de asuntos que son enteramente personales, privados o familiares.
Es común saber lo que desayunan, comen o cenan, adónde van, los lugares que visitan, las cosas que se compran y ni hablar de los estados anímicos.
Pasan de miles en un día, los mensajes sobre lo feliz que es una persona o lo triste que se encuentra o lo frustrada que alguna traición ha dejado a alguien.
Algunos, creyéndose celebridades publican imágenes de ellos en los salones de belleza, durante alguna terapia física, abordo de un avión anunciando a los cuatro vientos hacia donde se dirigen a vacacionar.
Nadie podrá olvidar los días en que comenzaron a administrarse las vacunas contra el coronavirus. Los líderes políticos, los artistas, las personas con cierta influencia en las personas del mundo, subían a sus redes sus fotos recibiendo sus vacunas como una forma de fomentar la confianza en las vacunas y como una invitar a la gente a acudir a los centros de vacunación.
Ah! Pero de inmediato todo el mundo comenzó a subir sus fotos recibiendo sus vacunas. Era claro. Para estas personas todo se trataba de una moda y no se podían quedar atrás.
No está de más recordar lo que muchos especialistas de la conducta humana han revelado sobre lo que significa esta sobreexposición.