No existen palabras para describir lo ocurrido en la discoteca Jet Set de la capital dominicana, como tampoco las hay para consolar a quienes han perdido a un ser querido en la tragedia, y al pueblo dominicano que se encuentra sumido y unido por el dolor. Los fallecidos, 221, hasta ahora, han dejado un dolor indescriptible y una profunda tristeza que afecta a todos los dominicanos sin importar en donde se encuentren.
Una noche de alegría, celebración y diversión, se convirtió en un infierno y el lugar al que llegaron para pasar una velada alegre, terminó sepultándolos.
Las imágenes duelen, los momentos previos al desastre despiertan una angustia indescifrable, impotencia y agonía, mezcladas con el anhelo imposible de impedir lo inevitable.
Todas las vidas que se perdieron en un abrir y cerrar de ojos, importan, valen y dejan un inmenso vacío en los corazones de sus seres queridos.
Su partida constituye una de las peores tragedias que han sacudido al país en los últimos años.
Una desgracia que enluta a la República Dominicana.
Un hecho, que como todo, tiene diferentes aristas. Fuera del drama, la angustia y desesperación de quienes esperaban noticias de sus familiares y amigos atrapados en los escombros, no se puede evitar la indignación por el manejo que le dan a las informaciones en las redes sociales.
Da vergüenza que en busca de “likes” y vistas, personas sin ética y que se hacen llamar periodistas o comunicadores, suban cualquier imagen o comentario sin pensar en que los ciudadanos en sus imágenes, tienen familiares y que aún más allá de la muerte continúan mereciendo respeto.
En medio de esta profunda tristeza que sacude al país, no faltaron las denuncias de quienes afirman que desaprensivos, aprovecharon el estado de gravedad o de muerte para robar dinero, tarjetas de crédito, prendas y cualquier cosa de valor a las víctimas.
Eso debe de ser investigado. Las autoridades están en la obligación de hacerlo y de comprobarse, los responsables deben ser castigados con todo el peso de ley.
Aunque en su mayoría, el pueblo dominicano es reconocido por su solidaridad, por condolerse del dolor ajeno, por estar en primera fila cuando de ayudar al necesitado se trata, los malos dominicanos existen y en casos como estos, sus acciones resaltan, indignan y ameritan sanciones.
Hoy el pueblo entero llora y pide oración para que llegue la conformidad y la paz a las atormentadas almas de quienes perdieron a sus familiares y amigos, pero también espera recibir respuesta de por qué ocurrió esta tragedia para evitar que algo similar se vuelva a repetir.