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Desde muy pequeña conocí la palabra emprendimiento de la mano de una mujer que marcó mi vida, mi madre, donde quiera que voy lo digo y me llena de orgullo saber que ella, en medio de las limitaciones que pudiera tener en ese momento, logró sembrar no sólo en mí, sino en muchas mujeres con las que compartió a lo largo de su vida, el espíritu de emprender y con ello el deseo de que todas a su alrededor se superaran.

Le gustaba trabajar y aprender, nunca se limitó aunque tuvo que frenar su crecimiento profesional para dedicarse de lleno a levantar la familia. Ella se hizo estilista de belleza, repostera, creaba obras de arte bordadas con sus manos, en fin, mi madre fue un ejemplo de superación constante, una verdadera emprendedora. Por eso desde la Asociación de Cronistas de Arte (Acroarte) el pasado jueves quisimos visibilizar cuatro historias de mujeres que desde diferentes escenarios han podido hacer aportes sin dejar de lado la maternidad, a través del conversatorio “Madres, ejemplos de superación”.

Miralba Ruiz desde la comunicación nos ayudó a atender cómo manejar el ser madres en medio de tanta información, la doctora Taiana Ubiñas, nos habló de su testimonio de apertura con sus dos hijos adolescentes con quienes no tiene secretos y por ende conversa con ellos sobre todos los temas que afectan a los jóvenes hoy día.

La diputada Priscila D’Óleo, representando a la mujer política, nos enseñó que el amor de una madre lo puede todo, ella dedica largas horas a la política y en muchos momentos hace algunas visitas con su pequeño hijo para que vea el accionar de su madre. Está clara en lo que desde el Congreso quiere lograr y en los planteamientos que defiende como parte de su formación.

Mientras que Aisha Syed, la más joven de todas las panelistas del conversatorio que organizó Acroarte, nos reafirmó lo desafiante que es ser madre y violinista al mismo tiempo, pero no imposible. Ella pese a ser tan joven tiene planteamientos claros sobre cómo educar a los hijos y de los valores que defiende y espera proyectar a sus dos pequeños hijos.

En vista de la descomposición social que vemos no solo en el país, sino en todo el mundo, se hace cada vez más necesario que las madres hagamos el compromiso de seguir trabajando en pos de familias sanas, a sabiendas de que no somos heroínas y que nos cansamos, porque somos humanas.

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