Comienza el año y muchas personas suelen hacer listados de acciones a realizar en los próximos doce meses. Algunos los hacen en el mes de diciembre, otros para estas fechas. Y los listados pueden ser de cualquier tema, según el interés del redactor. Desde asuntos de bienestar físico o de salud (apuntarme en el gimnasio; bajar la ingesta de alcohol o visitar al médico), hasta viajes o construcciones que pretenden realizarse. No puede faltar, en ningún listado que se respete de serlo, “el ahorro”, sea empezar o aumentarlo, para lograr los deseos materiales del año.
Me dicen que entre quienes suelen hacer listados, muchas veces no los cumplen íntegramente. Pero la idea, la esperanza de ir tras sus deseos los motiva, aunque no se pueda lograr, pues lo realmente importante es tener metas e ir tras ellas con todo. Intentarlo ya es una victoria. Actitud, creo, no conformista, sino realista y casi estoica.
Yo nunca hago listados de nada, pero esta vez quiero hacer uno de libros por leer. No es lo único que leeré, sino lo que no debería faltar. Pero, pensando como los que sí hacen listado por costumbre, quizás no los lea, pero lo intentaré. Son libros que están en mi estante, que se han ido acumulando y aún no los leo. Y son muchos, por eso el asunto está en cuantos leer, en determinar cuál sería un número sensato para intentar la lectura durante el año. Quizás entre 12 a 24 estaría bien, a razón de uno o dos por mes.
Pero he leído que estos números no fascinan y que nuestro subconsciente prefiere los listados de 10, por eso pondré exactamente ese número.
- Lolita, de Vladimir Nabokov
- El Decamerón, de Boccaccio
- Pedro Páramo, de Juan Rulfo
- Viajes de Gulliver, de Jonathan Swift
- (La) Eneida, de Publio Virgilio Marón
- Cartas filosóficas, de Séneca
- Un mundo feliz, de Aldous Huxley
- La conjura de los necios, de John Kennedy Toole
- Los cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer; y,
- El señor de las moscas, de William Golding
Al leerlos, también, abono una deuda enorme que tengo con la literatura universal. Tantos clásicos que aún no leo y debo leer, y no por un acto de pretendida erudición, sino de crecimiento personal.
Obviamente, habrá algunas relecturas que no deben faltar en este año, El principito, de Antoine de Saint Exupéry, la primera. La rebelión en la granja, de George Orwell; la Isla del Tesoro, de Robert Louis Stevenson, las Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar y, finalmente, los Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Si los trabajos y las lecturas de textos técnicos me impiden en este año completar este listado de libros por leer, ojalá, por lo menos, me dé el tiempo para las relecturas, pues allí, bien buscado, esta todo: Esperanza y bondad, lucha contra las injusticias, aventuras inimaginables, conocimiento del alma humana e imaginación desbordada. ¡He dicho!