¿Ha oído usted el refrán “escobita nueva barre bueno”? Claro que sí. Ese es un clásico y está preasignado para personas, empleados o funcionarios que cuando toman las riendas de una misión no hay quien le “pise los jarretes”. No creo todavía que este sea el caso de Andújar, el famoso alcalde de Santo Domingo Oeste. Este funcionario arrancó “a todo meter”, con el saneamiento de la Cañada de Guajimía y zonas circundantes. Pues parece que al alcalde se le está acabando el combustible o se le inundaron las bujías. Por lo menos en el paso de la Cañada por la entrada de Bayona, en la ruta de la avenida Rogelio Rossel.
Ese es uno de los puntos más vulnerables en el recorrido que hace uno de los afluentes de este desagüe que tiene “al coger el monte” a los vecinos.
Cuando Andújar inició los trabajos de saneamiento, tan pronto llegó al puesto, eso daba gusto, al punto que fue visitado por la vice presidenta de la República Raquel Peña, el 20 de septiembre. Ella alabó su trabajo.
Para ese tiempo se usaron equipos, como retroexcavadoras y camiones volteos, pero olvidaron trabajar en “una tronera” que parte en dos la avenida, vertiendo agua de la Cañada y provocando varios accidentes.
Hay que recordarle al alcalde Andújar, que el éxito no es como se comienza, sino como se termina.