Un día después de su entrega ante la Cámara de Diputados- nos enteramos de los detalles del Anteproyecto de Presupuesto General del Estado 2021, una pieza que muchos han calificado de “palo acechao” pues incluía un “paquetazo” que no fue consensuado ni discutido con ningún sector más que con el Gabinete económico del Presidente Abinader.
El carácter de pseudo reforma tributaria de este “Presupuesto de responsabilidad compartida” como lo llama el ministro de Hacienda Jochi Vicente, en ningún momento fue advertido por voceros del gobierno, y mucho menos por el propio mandatario que tuvo que salir el sábado en una rueda de prensa improvisada, casi que a pedir excusas a la población, por el ruido que ocasionó semejante propuesta.
El disgusto fue mayúsculo y no es para menos. El panorama para la siempre golpeada clase media – la misma que llevó a este gobierno al poder- luce así: impuestos a las compras con tarjeta en moneda extranjera, impuestos al salario 13 que todavía muchos no van saben si van a cobrar y todo esto, en hogares donde probablemente uno o dos de sus miembros estén con una proporción de su salario o recientemente despedidos de sus trabajos.
De una vez se escucharon los trinos: “se van” y luego vinieron los “primero presos que los impuestos”. Así, el discurso 2.0 cobró fuerza, las amenazas de personas que llamaron protestar en la Plaza de la bandera fue evidente y aunque claro, que hay hambre y sed de justicia no veo correcto, ni prudente, ni democrático que se llame prácticamente a violar el debido proceso para complacer a quienes por redes se indignan. Los tiempos de la justicia no son los tiempos de la economía.
Aquí hace falta más responsabilidad para comunicar. Un paquete de medidas económicas de esa índole, ameritaba una explicación previa a la población. No se trata de “dorar la píldora”, ni tampoco que no deban tomar tal o cual medida por dura que parezca, si deben hacerlo háganlo pero pónganse adelante, al estilo Churchill en su discurso “sangre, sudor y lágrimas” y antes de sugerir cargar con impuestos a la gente porque “encontraron un país quebrado” pues pónganle nombre y apellido a esos impuestos. ¿Qué les parece “impuesto morado a las compras por internet”?
También se hace necesario que parte importante de la ciudadanía deje eso de buscar notoriedad en redes sociales. Hace falta responsabilidad entre un grupo de gobernados que resuenan en la red del pajarito, que hacen videos con metamensajes, que podrían desestabilizar a un país entero y que después dicen “yo no fui”. Situaciones excepcionales, requieren medidas y respuestas excepcionales. Esto, nos incluye a todos.
En los próximos días mucho se debatirá al respecto, y algo habrá que hacer para buscar el dinero que permitirá pagar un presupuesto, que para algunos entendidos no se ajusta a tiempos de crisis; medidas creativas que aporten soluciones mientras la justicia actúa. Pero hay que estar claros en que nadie, absolutamente nadie, está obligado ni puede en 50 días crear un país mágico con fórmulas mágicas para salir de la crisis económica más profunda de la historia reciente.
A lo que sí está compelido el gobierno es a sincerar estrategias y a comunicar con claridad cual es el plan que deberemos seguir el próximo año. Es más que entendible que la gente rechace de plano medidas y paquetazos solapados sobre todo si no son explicados con responsabilidad social y política. Y es también urgente que nosotros, los gobernados, huyamos de la lógica melódica del mundillo 2.0 y que lamentablemente podría convertirse en una espada de Damocles para nuestra democracia y para nuestras libertades.