Quien ejerce el periodismo debe asumir que se debe tener mucho cuidado a la hora de escribir, de hacer un comentario o de emitir cualquier información a través del medio de comunicación en el que se trabaja o para el que se colabora.

Sabemos que la sociedad nos exige imparcialidad a la hora de ejercer este oficio, que tiene como esencia contribuir para que las garantías sociales prevalezcan y se fortalezcan en el tiempo, pero no podemos perder de vista que, ante la apertura de los medios, en donde confluyen diversas carreras ajenas a la nuestra, es doloroso saber lo difícil que es que algunos lo entiendan.

Ciertamente nada es absoluto al 100 %, como tampoco lo es la imparcialidad, pero acercarnos a ella y mantenernos lo más neutrales posible a la hora de ejercer esta carrera y otras afines es clave, no solo para el prestigio de quien pregona ser “comunicador” o “periodista”, sino para la carrera misma, la cual a veces embarran algunos sin vocación y sin conocimiento de ella.

Hay cosas intangibles que pueden parecer poco valiosas para algunas personas que, sin embargo, para otras pueden ser muy valorables. Pongo de ejemplo el concepto de la reputación, definido por el Diccionario de la Lengua Española como “Opinión o consideración en que se tiene a alguien o algo” y también como el “Prestigio o estima en que son tenidos alguien o algo”.

En este oficio llegamos a conocer a muchas personas influyentes, algunas que incluso nos tendieron la mano en momentos difíciles, otras que nos lastimaron o nos dañaron por alguna razón, y es aquí necesario decirles que, sin importar ambos casos, si toca hablar o escribir de cualquier persona que nos haya impactado en uno de estos contextos, se debe ser profesional y nunca permitir que lo personal influya a la hora de redactar un trabajo periodístico, así como tampoco cuando toque emitir un comentario radial o televisivo.

Asumir la neutralidad en el oficio no solo engrandece, sino que te eleva hasta ante los ojos de quien posiblemente fue en alguna ocasión tu verdugo. Siempre hay que tener pendiente que lo que más pesa en esta carrera y en cualquier otra es la reputación, y no olvidemos lo mucho que cuesta construirla.

Así que… cuando escribas, cuando hables, cuando emitas una opinión, acércate lo más que puedas a la neutralidad y no permitas que el cariño ni el resentimiento hacia alguien te hagan olvidar lo que significa ser profesional en lo que ejerces.
¡Gracias por leerme!

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