La mujer ha tomado participación activa en la vida política y partidaria del país. De muestra, nombres emergen a gran escala. Las primeras en llegar debieron vencer obstáculos importantes de manera que se entendiera que la política también es cosa de mujeres. Romper el molde nunca es una tarea fácil.
Fue en el año 1931 cuando el grupo Acción Feminista Dominicana, formada por mujeres de élite y lideradas por Abigaíl Mejía, auspició el Primer Manifiesto Feminista Dominicano exigiendo igualdad de derechos en la Constitución.
Otra fecha importante fue el 1942, cuando a través de una reforma constitucional se estableció el derecho al voto de la mujer, que ya había sido organizado en 1934, cuando se hizo el voto de ensayo, sin embargo, tuvieron que transcurrir ocho años para que esa intención fuera una realidad en las urnas.
En la semana donde conmemoramos el Día Internacional de la Mujer se vale hacer un repaso también por las conquistas pendientes, sobre todo, en cuanto a la participación de la mujer en la política.
La paridad de género, por ejemplo, es un tema vigente y de debate aún dado a las posibles reformas a las normativas que dan vida a nuestro régimen electoral. Fue a partir de la década de los años 90 cuando las organizaciones de mujeres en República Dominicana comenzaron a demandar una mayor inclusión en los puestos públicos de dirección y en las candidaturas electivas.
Desde entonces se viene creciendo en porcentajes plasmados en papel, porque en la práctica la situación es otra.
La primera ley de cuota femenina en República Dominicana se promulgó el 21 de diciembre de 1997. Fue la número 275-97 y estableció que un mínimo de 25% de las candidaturas a cargos electivos de los partidos fuera ocupado por mujeres.
Posteriormente, este porcentaje fue elevado a 33% mediante la Ley número 12-00 y más adelante, la número. 13-00 estableció que los partidos deberían incluir al menos una mujer en las candidaturas de síndico o vice síndico de cada municipio.
Hoy la ley establece un 40 por ciento de participación femenina y un 60 por ciento para los hombres, en posiciones electivas, si revisamos no es tanto lo que hemos avanzado, aunque es mucho lo que han luchado las mujeres que nos representan en la política, para por lo menos tener esta cuota de participación.
De ser asumida la paridad de género en las modificaciones que trabajan la Junta Central y Electoral y los partidos políticos, sería un paso de avance para este sector de la sociedad que ha demostrado que quiere participar de cada uno de los procesos que se llevan a cabo, incluyendo la política y se ha preparado para ello.
Los debates deben también tomar en cuenta temas como financiamiento político, asignación de escaños, en fin, es una oportunidad única, para hacer una revisión profunda.
Más mujeres en la política, por sus capacidades, no sólo por la lucha de género, sino que nos ayudaría en la construcción de una sociedad más plural como todos aspiramos.