La lectura y la escritura se consideran uno de los aprendizajes más importantes en la vida de un individuo pues constituyen la base esencial para los futuros conocimientos, para el desarrollo del pensamiento y la apropiación cultural.
En el mundo complejo que nos toca vivir, caracterizado por cambios acelerados en el conocimiento, las tecnologías y el fenómeno de la globalización (no sólo de los mercados, sino de la ciencia y la cultura) que ha generado un nuevo orden económico, social y político, se requieren personas alfabetizadas en un sentido pleno, verdaderos usuarios de la lengua escrita que respondan a los múltiples desafíos de este contexto. En tal sentido, la cantidad de textos y la diversidad de fuentes de información con las que se encuentra un niño hoy es mucho más rica e incomparable a las que tenía acceso hace apenas 20 años atrás. De ahí que no podemos pensar que las mismas técnicas que utilizábamos para enseñar a leer y escribir en el pasado van a ser suficientes para la actualidad.
Desde el enfoque curricular del Nivel Primario, la comunicación es una competencia fundamental. La lectura es entendida como práctica social y como un proceso de construcción de significados a partir de la interacción que realizan los lectores con el texto y de sus conocimientos previos, De igual modo la escritura se concibe como un sistema de representación de la realidad, y al escribir se tendrá siempre presente qué, a quién y para qué se escribe. Se parte de la unidad significativa, el texto, para desarrollar las capacidades lingüísticas de los sujetos. Es decir, ya no se parte de la perspectiva de que hay que enseñar las letras y los fonemas que les corresponden a cada una para que el niño pueda aprender a leer y a escribir. De acuerdo al Diseño Curricular citado, el niño al completar el Nivel Primario “reconocerá los elementos y características de la situación de comunicación, identificará los diversos modos de organización textual oral y escrita, utilizará diversos códigos de comunicación y podrá auto regular su propio proceso de comunicación”.
Esta visión supone un compromiso con la formación de un ciudadano capaz de producir y comprender críticamente todo tipo de texto, interpretarlos en función de diversos indicadores y gradualmente ajustar y mejorar su capacidad de comprensión o interpretación. Obviamente, el nivel de dominio de esta competencia comunicativa impactará las demás competencias fundamentales que consigna nuestro currículo.