Uno de los aspectos más relevantes de la Declaración Final de la Misión del FMI del Artículo IV del 14 de febrero pasado, no está en el texto sino en la Tabla Indicadores Económicos Seleccionados de la República Dominicana, específicamente, cuando desglosa los factores contributivos al crecimiento del PIB real en el 2017. El crecimiento de 4.6% fue el resultado de 3.3 puntos porcentuales aportados por el Consumo, 1.9 por las Exportaciones Netas y -0.7 por la Inversión.
Cuando el Banco Central (BCRD) ofrece los resultados preliminares sobre el comportamiento de la economía dominicana, generalmente no dispone de toda la información para dar a conocer el crecimiento del PIB por el enfoque del gasto, es decir, detallando el comportamiento de los componentes de la demanda agregada: consumo final, formación bruta de capital y exportaciones netas (exportaciones – importaciones). Mucho menos, desglosando el consumo final en privado y público y la formación bruta de capital o inversión bruta total entre la privada y la pública. Por eso se limita a presentar las informaciones del crecimiento del PIB por sectores de origen, dejando para más adelante, los resultados a través del enfoque del gasto.
A pesar de lo anterior, es posible tener una idea aproximada, si nos remontamos a la ecuación macroeconómica básica, conocida también como la identidad de las tres brechas. El modelo macroeconómico keynesiano para una economía abierta nos enseña que el Ingreso o Producto (Y) es igual a la suma del Consumo Privado (C), la Inversión Privada (I), el Gasto Público (G), y las Exportaciones Netas o Saldo de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos (X-M), donde X representa las exportaciones y M las importaciones de bienes y servicios, es decir, Y = C+I+G+(X-M). Pero también nos explica que el Ingreso (Y) se destina a Consumo Privado (C), a Ahorro Privado (S) y al pago de Impuestos (T), es decir, Y = C + S + T. Igualando las dos ecuaciones, se obtiene finalmente que el Ahorro Privado Neto (S-I) más el Ahorro Público (T-G) es igual (X-M).
En el caso que nos ocupa, el BCRD dio a conocer que el Saldo de la Cuenta Corriente (X-M) cerró con un déficit de 0.2% del PIB en el 2017. Estimados preliminares realizados en base al método de lo devengado, apuntan a que el Ahorro Público (T-G) o balance del sector público consolidado, incluyendo a las empresas eléctricas estatales y al BCRD, cerró en -4.75% del PIB. Utilizando la ecuación macroeconómica básica se obtiene que el Ahorro Privado Neto (S-I) fue positivo en 4.5% del PIB, tal y como se muestra en el primer gráfico. ¿Es posible estimar cuánto fue la Inversión Privada y el Ahorro Privado? Utilizando la contribución negativa de la Inversión Bruta Total al crecimiento del PIB real de 0.7 p.p. en el 2017, se puede concluir que esta representó el 21.8% del PIB en el 2017. Dado que las cuentas del sector público consolidado preliminares sobre la base de lo devengado apuntan a una Inversión Pública equivalente a 3.2% del PIB en el 2017, se deduce que la Inversión Privada (I) cerró en 18.6% del PIB en el 2017 y el Ahorro Privado (S) en 23.1%.
Con una Inversión Bruta Total de 21.8% del PIB en el 2017, República Dominicana acentúa su tendencia a la baja en una variable fundamental para el crecimiento económico sostenido. Con relación al nivel de 26.2% del PIB que exhibió en el 2010, el año pasado registró una erosión de 4.4 p.p. del PIB. Parte de la caída del crecimiento de 6.6% en el 2016 a 4.6% en el 2017 se debió a la erosión de la importancia relativa de la Inversión en nuestra economía. Aunque nos encontramos cerca del nivel promedio que exhibe la América Latina, no nos engañemos; con excepción de Panamá, la región latinoamericana, atrapada en la estrechez fiscal y hasta muy poco sacudida por los huracanes del populismo macroeconómico que ahuyentan la inversión privada, no se ha distinguido por exhibir niveles de inversión adecuados o razonables. Solo Panamá, la economía más dinámica de la región en los últimos 30 años, exhibe niveles de inversión comparables con los que registran las economías desarrolladas y emergentes del Asia. República Dominicana, cuando se coloca en ese grupo, muestra un rezago altamente preocupante.
Una parte considerable de ese rezago se debe al bajísimo nivel de nuestra inversión pública. Mientras Panamá tuvo una inversión pública promedio de 9.7% del PIB en el período 2007-2017, el Estado dominicano apenas invirtió 3.6%, muy por debajo del 6% que desde hace décadas vienen recomendando las instituciones financieras multilaterales a los países de la región. Este rezago debe ser tomado en cuenta cuando, se decida diseñar y ejecutar una reforma fiscal integral, que reconozca la urgencia de una reingeniería del gasto público que permita la migración de gasto corriente a gasto de capital y la necesidad de un aumento significativo de las recaudaciones totales. Hacer una reforma bajo la premisa de que el nivel actual de la inversión pública es adecuado, no sería razonable.