El éxito de Francia de convertir la cuarta parte occidental de la isla de Haití que le cedió España en fuente principal de su bienestar económico, constituyó un gran acicate para que España hiciera alianzas con los líderes principales de los esclavos sublevados en el Saint Domingue francés, en un momento crítico y vulnerable de la historia de Francia, cuando el gobierno republicano se enfrentaba no solo a las monarquías en Europa, también a rebeliones en sus colonias del Caribe.
Los aliados de España incluían a Inglaterra, que invadió a Saint Domingue ocupando partes del territorio meridional y central, mientras España con milicias de negros y pardos, provenientes de Nueva España, Nueva Granada y Santo Domingo –con generales negros de Saint Domingue– hacía guerra por el norte.
La orden monárquica española que originó esta guerra disfrazada de revolución, procuraba que España recobrara el territorio perdido al oeste de Santo Domingo. Fue ejecutada en secreto por el gobernador y capitán general, Joaquín García, aunque al darse cuenta Francia de la estrategia española, invadió a España, que tuvo que entregar en permuta por el territorio suyo perdido, la parte española de la isla, y retirar del territorio occidental sus milicias, mientras sus generales negros abandonaban la alianza para guerrear en favor de la república francesa. Al final, en vez de recobrar el territorio que es hoy Haití, perdió en favor de Francia el que poseía en Santo Domingo.
Un año y tres meses después, se dio en la parte española como secuela de la rebelión de esclavos de Saint Domingue, un grave conato de rebelión de esclavos en el ingenio de Boca de Nigua, el de mayor envergadura y de mejor tecnología de la colonia, cuando sus doscientos esclavos atacaron la residencia del administrador, quien tuvo que huir a Santo Domingo junto con los demás empleados blancos, mientras el ingenio quedaba bajo control de los esclavos.
“Unos 54 soldados comandados por dos oficiales atacaron a los insurrectos. El primer embate los esclavos lograron contenerlo, pero no pudieron repeler uno nuevo. Desalojados de sus posiciones, los esclavos abandonaron el ingenio y se dispersaron por toda la región sur: San Cristóbal, Baní, San Juan y Azua” (Víctor Eddy Ruiz, Contexto histórico de la rebelión de Boca de Nigua) .
Pinto, en “Boca Nigua’s black insurrection in Spanish Santo Domingo, 1796”, muestra dos factores causales externos de la insurrección, (1) la publicación del Tratado de Basilea, que no solo puso fin a la soberanía española en la isla, y también significó la destrucción del cordón sanitario creado por Joaquín García, para defender al territorio dominicano de las ideas subversivas francesas, y (2) la propaganda abolicionista realizada en Santo Domingo por Etienne Laveaux, Capitán General de Saint Domingue, cuya comisión ejecutiva fue expulsada de la capital por Joaquín García cuando ya el mal estaba hecho, pues había lograron persuadir a los esclavos de las plantaciones por las que pasaba a alzarse en rebelión contra sus amos.