En el evento celebrado por la Asociación de Industrias de la República Dominicana la semana recién pasada, quedó más que demostrado la capacidad de nuestro sector industrial.

En ese evento se reconoció el aporte que desde el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes, ha dado al sector Ito Bisonó; un homenaje póstumo a dos grandes industriales, don Antonio Najri y al ingeniero Eduardo Martínez Lima; y como empresa galardonada, al Grupo Rica.

Pocos imaginarían que la industria podría, en medio de esta crisis, convertirse en un factor de crecimiento para el país. Miramos hacia atrás y muy a pesar de la crisis, de nuestros empleados contagiados con covid, valientes siempre, con problemas logísticos enormes, nuestras industrias fueron capaces de mantener una nación alimentada.

Las medidas de orden fiscal y monetario del gobierno saliente y del entrante, permitieron una recuperación como la de pocos países de la región. Una caída mayor del seis por ciento del producto interno bruto el pasado año, se ha recuperado, con un crecimiento que podría terminar para fin de este año, superior a un trece por ciento.

Pero lo más importante a destacar es que por primera vez en muchos años el crecimiento industrial será mayor al del PIB, rondando el quince por ciento.

Cuando el presidente Luis Abinader declaró la reindustrialización como una prioridad en el 2020, nadie pensaría lo que ese impulso significaría en los números que hoy exhibe el sector.

Más que decir que somos la economía más grande del Caribe, somos ejemplo a imitar por las demás naciones del área. Según la DGII, el sector manufacturero nacional creció en ventas en más de un 31 %.

De acuerdo a la Tesorería de la Seguridad Social, nuestro sector ha generado a la fecha más de veinte mil empleos directos, lo que impacta en más de ciento cuarenta mil empleos indirectos y el salario promedio es superior a los treinta y dos mil pesos.

No han sido sólo las políticas acertadas del Banco Central que han permitido una impresionante estabilidad cambiaria; nuestras exportaciones, sin tomar en cuenta al sector minero, son ya mayores que las remesas y las de un turismo que gracias a la confianza en las medidas sanitarias viene en franca recuperación y seguirá siendo un puntal de nuestra economía.

Proindustria ha tenido mucho que ver en esta recuperación, según la Dirección General de Aduanas se importaron más de ocho mil millones de pesos en maquinarias. Este es un dato importante para los que hacen política económica, cada vez que se piensa en una reforma fiscal, los cañones se enfilan hacia facilidades que no representan una exención de impuestos, por el contrario, es no gravar la producción antes de empezar.

Los indicadores macroeconómicos son una señal clara de cuál es el camino a seguir, tasas de interés bajas, estabilidad del tipo de cambio, inflación controlada, a pesar de los precios internacionales de muchos de los commodities y una crisis en los precios en los fletes y en la cadena de suministro, que esperamos empiece a ceder.

Decía el presidente de los navieros que tenemos grandes instalaciones portuarias, no podemos estar más de acuerdo, eficientes y tecnológicamente preparadas para convertirnos en un hub logístico. Hablaba también, que los fletes habían empezado a bajar entre mil y dos mil dólares. Al terminar el artículo, tengo como meta llamarlo para preguntarle ¿dónde bajaron? porque aún no lo he visto en los que pagamos.

Mucho que ver con la eficiencia de los puertos, es responsabilidad de la Dirección General de Aduanas con los despachos 24 horas, que han representado más que un ahorro para los importadores, un ahorro para el país y otra señal clara para la inversión nacional y extranjera.

Algunos estiman que el país estaría creciendo el próximo año cerca de un cinco por ciento. Personalmente, estimo que puede ser mayor si estimamos que la economía del vecino del norte estará creciendo más de un tres por ciento.

Las inversiones anunciadas por el presidente de la AIRD en el evento citado al inicio del artículo, de más de setenta y nueve mil millones de pesos, la confianza en el gobierno, setenta y nueve mil empleos directos e indirectos, procesos de transparencias en los manejos de los fondos públicos, una pandemia a niveles manejables, con una población con niveles mayores de vacunados, son elementos para confiar en un 2022 con indicadores positivos.

Decía Pavel Isa, que uno de los retos que el país enfrentará el próximo año es que dispondrá de menores recursos. Lejos de ser algo negativo, esto obligará a que todos, tanto en el sector público como en el privado, seamos mejores gerentes. El exceso de recursos muchas veces se convierte en una trampa mortal.

Hemos visto la recuperación del comercio en estos meses previos a la temporada navideña, son el mejor augurio, pero no olvidemos las lecciones aprendidas para que realmente podamos convertir a República Dominicana en el centro de desarrollo de la región del Caribe y Latinoamérica.

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