Me niego a caer en mezquindades a casi un año de la actual administración, por dos razones básicas: a) porque el partido en el poder y su cúpula se la pasó, desde su fundación (2013-2014), haciendo oposición irracional; pero más que nada, desde su periferia periodística-mediática (Juan Bolívar Díaz y Andrés L. Mateo: sus buques-insignias, “hacedores de opinión pública” y “político de la secreta”); y b) porque no voy a criticar, bajo ninguna circunstancia, lo que mi partido hizo mal cuando estuvo en el poder (no tengo la vocación antibíblica de ver la paja solo en ojo ajeno). Por eso, me atrevo a sostener que el actual es el gobierno de la cultura del otro. Es decir, que tiene a flor de labios la justificación per se, obviando, adrede, que ya llevan casi un año diciendo que lo que encontraron fue un desastre…
¡Y vaya desastre!: una economía que resiste, en menos de un año, 13 mil millones de dólares en préstamos -como que teníamos algo de crédito internacional, ¿no?-, ninguna institución pública, al menos que se haya hecho público, ha dejado de pagar a sus empleados (a pesar del viacrucis de miles de desvinculados), no se ha hecho ninguna rebaja de salarios -tan criticados- de ministros ni directores (instituciones autónomas o descentralizadas), las declaraciones de bienes de los nuevos incumbentes no eran de pobres -parece que no les iba tan mal antes de llegar al poder-, como acto de magia reinauguración de obras, se han ahorrado miles de millones de pesos -no entendemos, entonces, lo de los préstamos-, supuestamente la delincuencia ha disminuido -aquí alguien miente: las redes sociales, los que miden esos índices o el mago-consultor -”siniestro”- sobre el que escribió-olvidó Andrés L. Mateo (un tal “Beicochea”, ahora paisano), la Marcha Verde, casi su cúpula en pleno, decreto en manos, y los que no, haciendo crítica-bembita, mea culpa pública o entretenidos, pizarra virtual, elucubrando sobre las bondades y artes del ministro Macarrulla, los programas de asistencias sociales que, al principio, cambiaron de nombre; pero que ahora no se sabe mucho (como de algunas promesas…), Código Penal que sigue su eterno limbo -a pesar de mayoría parlamentaria PRM-FP; pero, como sucedía antes, no aparecerá un “hacedor de opinión publica” llamando a eso “partido-hegemónico”-, ambulancia-municipal -remolcada- acarreando “presumiblemente cocaína” que luego resulta “falsa” -según el Inacif-, vocería de la presidencia -no sabemos para qué, si el presidente es su propio y mejor vocero-.
En fin, que la cultura del otro va funcionando, excepto que lo de “justicia independiente”, alza de precio y manejo de redes sociales, no son variables que Vengoechea pueda equilibrar tan fácilmente….