Muchos lectores se orientan por la falsa impresión de que la defensa del derecho de Israel a existir como nación dentro de fronteras seguras, implica el desconocimiento del mismo derecho que les asiste a los palestinos, un pueblo tan sufrido como sus primos israelitas.

El problema no es tan sencillo como muchos analistas entienden. Intentar la búsqueda de soluciones sobre la base de una interpretación unilateral de la historia del conflicto sólo ayuda a perpetuarlo. Si se le analiza desde la perspectiva de cada una de las partes se verá con extrema facilidad de que ambas pueden esgrimir razones a su favor. La dificultad ha consistido en buscarle una salida sobre las razones de una de las partes y no en base a los intereses comunes, que en el fondo son más que sus diferencias.

A mediados de agosto del 2006, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu estuvo en un canal de la televisión británica. El periodista inició la entrevista preguntando cómo era posible que murieran más libaneses que israelíes en la guerra de esos días. Netanyahu le preguntó si estaba seguro de quererla iniciar con esa pregunta, a lo que el periodista respondió: ¿Y por qué no? El político israelí le respondió entonces:

“¿Y por qué en la Segunda Guerra Mundial murieron más alemanes que americanos y británicos? Y no hay ninguna duda de que la causa de la guerra fue la agresión alemana. En respuesta del bombardeo a Londres, los británicos hicieron desaparecer la ciudad de Dresden, quemando a la población civil alemana en un número mayor que los muertos ocasionados por la bomba atómica en Hiroshima. Además, puedo recordar que en 1944, cuando la fuerza aérea británica trataba de bombardear el edificio central de la Gestapo en Copenhague, algunas de las bombas erraron el blanco y cayeron en un hospital de niños y mataron a 83 internados allí. Quizás usted tenga otra pregunta”. Y así terminó la entrevista.

Posted in La columna de Miguel Guerrero

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