La insoportable letanía del oficialismo sobre la crisis económica, me trae a la memoria la novela “Moisés y el señor Leví”, de las más leída de Dino Segre, conocido por el seudónimo de Pitigrilli, publicada en 1948, el año más productivo del genial escritor italiano. En el epígrafe de la obra, ambientada en la Italia fascista y antisemita de preguerra, Pitigrilli cuenta una imaginaria conversación de dos ancianos sentados en un parque de Roma. Uno de ellos se lamenta que habrá inevitablemente guerra y los judíos serían los responsables. El otro le responde: “Tienes razón, los judíos y los ciclistas”. ¿Y por qué los ciclistas?, le cuestiona el primero. ¿ Y por qué los judíos”, le riposta el otro.
Al exonerarse de los problemas existentes, atribuidos todavía a los gobiernos anteriores, exceptuando por supuesto el anterior inmediato que es una prolongación del actual, el oficialismo se ufana de sus logros reclamando méritos por la forma en que se ha manejado la economía desde mediados de agosto del 2020. El hecho de que casi cinco años después, todavía se trate de venderle al país ese argumento, es una ofensa inadmisible a la inteligencia nacional, sin ofrecer respuestas a las muchas inquietudes sobre el futuro que cada día se nos hace más distante.
Lo que no se alcanza a percibir en el ambiente oficialista es que a pesar del malestar que tanta gente siente, y al margen de lo que pueda sentir y creer la oposición política, que nunca estará conforme, hay un profundo sentimiento nacional a favor de que las cosas salgan bien, porque al final de eso depende la felicidad y el bienestar colectivo. Y porque, además, la experiencia nos enseña que los anteriores, los actuales y los que vendrán después a gobernar han hecho y seguirán haciendo lo que hoy tanto se critica.
Parodiando a Pitigrilli, podríamos decir que al oficialismo le asiste la razón. La culpa es y será siempre de los anteriores.