El Ministro de Educación, Roberto Fulcar, anunció la pasada semana que a través del programa “Dominicana Lee” se entregarán miles de Biblias a los estudiantes de escuelas públicas, para su lectura, su consulta y su estudio.
Esa es una decisión totalmente correcta, socialmente conveniente y moralmente pertinente, ya que en este tiempo se están perdiendo los valores y nuestros hijos y nietos están siendo bombardeados, en los medios y en las redes, por una gran cantidad de mensajes y modelos muy negativos y perniciosos.
La Biblia es, sin lugar a dudas, la mejor lectura que puede haber en las escuelas.
Y esto así, porque la Biblia no es un simple libro que narra historias de Dios, ni un simple recuento de la historia del pueblo de Israel y de la vida de Jesús. La Biblia es un verdadero manual de vida para que todos los seres humanos puedan alcanzar una existencia plena y feliz, puedan aprender a ser ciudadanos íntegros y honestos, puedan practicar el amor y la solidaridad, puedan aprender a perdonar, a servir a los demás y a no cansarse nunca de hacer el bien.
Quien lee y es instruido con la Biblia, encuentra en ella la mejor fuente de enseñanza para una vida justa, próspera y feliz.
Quienes plantean que no debe leerse ni instruir a nuestros alumnos con la Biblia, está cometiendo un grave error y actuando contrario a los deseos de los fundadores de la patria. La mejor forma de preparar a nuestros niños y jóvenes para tener una vida digna, decorosa y de bien, es instruyéndolos con las enseñanzas de la Biblia.
Un ingeniero puede saber mucho de matemáticas y de construcción, podrá hacer las mejores construcciones, pero si no se le enseña a amar a los demás, a perdonar las ofensas, a ser honestos, a entender que, como dice Hechos 20:35, siempre es más bienaventurado dar que recibir, a entregarse en servicio y ayuda a los demás, a ser humilde y sencillo, a orar por quienes le hacen daño y bendecir a quienes les maldicen, ese ingeniero no servirá para mucho.
Solo las enseñanzas bíblicas permiten formar un profesional y un ciudadano completo, íntegro, honrado. Por eso es muy conveniente que en las escuelas dominicanas y de todo el mundo, se enseñe y se instruya a los estudiantes con la Biblia. En Proverbios 22:6 se expresa muy claro: “Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará”.
Cuando el Padre de la Patria Dominicana, Juan Pablo Duarte, fundó la nación lo hizo teniendo a Dios como centro de sus acciones. Por eso le puso el lema de “Dios, Patria y Libertad”. Por eso somos un pueblo cristiano. Por eso los presidentes dominicanos juran ante Dios para asumir sus cargos. Por eso nuestra bandera tiene la cruz del calvario de Jesús, y nuestro escudo tiene en su centro una imagen de la Biblia con el versículo 8:32 del evangelio de Juan: “…y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Partiendo de todo lo anterior fue que se aprobó la Ley 44-00, que establece que se lea la Biblia en las escuelas y se instruya a nuestros estudiantes con sus enseñanzas. Por eso, la decisión del Ministro de Educación de entregar Biblias en las escuelas no solo es legal, sino que es correcta, necesaria y muy beneficiosa para el presente y el futuro de la nación dominicana.
Quienes leen y aprenden de la Biblia solo tienen ganancias positivas para sus vidas. Lo conveniente sería que la Biblia se leyera no solo en las escuelas, sino también en las casas, en las oficinas, en los trabajos, en los estadios, en las universidades, en el congreso, en fin, en todos los lugares de la nación. Estoy seguro que de ser así, nuestra patria estuviera en muchas mejores condiciones morales y éticas, y seríamos una sociedad más justa, más honesta y más solidaria.