El juicio político o su palabra en inglés, impeachment, de acuerdo al Artículo Primero de la Constitución de los Estados Unidos es la forma de garantizar que altos funcionarios, incluyendo al presidente, puedan ser destituidos por delitos graves. El proceso es abierto por el Congreso y le corresponde al Senado llevar a cabo el juicio político. Para condenar al acusado es necesario el voto de las terceras partes de la matrícula del Senado.
En la historia de los Estados Unidos sólo tres presidentes han enfrentado la posibilidad de ser destituidos mediante este mecanismo constitucional.
El primero fue Andrew Johnson, por haber despedido al Secretario de Guerra después que el senado votara por su restitución.
Además, se le acusó de odio hacia el Congreso de los Estados Unidos. Fue sometido a juicio y absuelto por un voto, pero su poder fue reducido considerablemente.
El segundo, el caso de Richard Nixon al haber orquestado la entrada ilegal al edificio Watergate, sede del Partido Demócrata y de ahí tomó el nombre el sonado caso como “escándalo de Watergate”. En sus principios Nixon se resistió a colaborar y se abrió una amplia investigación que abarcó acoso a políticos, a grupos de activistas, figuras públicas y opositores, dando órdenes Nixon y sus colaboradores a las famosas agencias FBI y CIA por sus siglas en inglés, para proceder con estas actividades delictivas. La renuncia de Nixon a la presidencia evitó el juicio político y después su sucesor, Gerald Ford, le otorgó perdón por sus delitos, lo que en su momento fue muy criticado, pero con los años se entendió que fue la medida correcta para evitar males mayores a esa gran nación.
El tercer caso, ya mucho más reciente, fue el de Bill Clinton, quien mintió bajo juramento no haber tenido relaciones con la becaria Monica Lewinsky. Muchos dicen que a Clinton lo traicionó la memoria del infiel, lo cierto fue que más adelante y bajo mucha presión debió admitir haber tenido en la Oficina Oval una relación sexual inapropiada con la señorita Lewinsky. No fue posible alcanzar el número de votos necesarios en el Senado y Clinton terminó su mandato.
Ahora le toca al presidente Donald Trump. Sin dudas los demócratas no han podido asimilar la victoria de Trump. Ganó por mayoría en los colegios electorales, pero obtuvo menos votos populares que la ex senadora Clinton. Ese es el sistema, que sin dudas no lo inventó el Presidente Trump y no han podido probarle la supuesta colusión con los rusos en la campaña del 2016.
La oportunidad se les abre a los demócratas preocupados por las elecciones del próximo año, que todo parece ganaría el señor Trump frente a un Partido Demócrata que no ha podido presentar una plataforma unida y con una multiplicidad de candidatos, donde el más popular, según las encuestas, es el exvicepresidente Joe Biden.
Se inicia la intención de enjuiciar al presidente con una llamada al homólogo de Ucrania, Volodymyr Zelensky, donde se afirma, de acuerdo con un informante de la Casa Blanca, que el mandatario estadunidense había pedido o ejercido presión a cambio de un financiamiento para equipos de guerra sobre las operaciones con ese mismo país del hijo de Biden cuando este era aún el vicepresidente de Barack Obama.
¿Tendrán éxitos los demócratas en este intento de juicio al presidente Trump? Expertos dicen, desde el principio, que las intenciones demócratas de enjuiciar a Trump es un proceso difícil y mucho más con un senado controlado por el Partido Republicano, que sin dudas no quiere perder la Casa Blanca.
La Cámara Baja puede enviar al senado una serie de peticiones de las alegadas violaciones realizadas por el presidente Trump, pero los demócratas olvidan que esto abriría una caja de pandoras, ya que los abogados del presidente podrán citar a juicio a todas las personas que deseen y estando bajo juramento puede ser mucho lo que se descubra de sus oponentes demócratas, pues los abogados hurgarían todo sucio bajo las alfombras.
La primera en no estar de acuerdo lo sería Hilary Clinton, que sin dudas volvería el tema de los emails borrados y que en uno de los debates entre la senadora y el entonces candidato republicano, recordamos que este la amenazó que de llegar a la presidencia la llevaría presa.
Estados Unidos pasa por su período de bonanza más largo y no creo que los norteamericanos, les guste o no el estilo de Trump, quieran jugar con eso. Serán los propios demócratas los que detendrán el juicio y de no hacerlo, para obtener posibles ganancias políticas para las elecciones del 2020, no contarón con la mayoría republicana y de mantenerse la economía como hasta ahora y un nivel de pleno empleo, Donald J. Trump será reelecto.
Pocos presidentes han perdido la posibilidad de lograr un segundo mandato, el sistema está establecido de esa manera y no creo que Trump pase a formar parte de ese pequeño grupo. Ha sabido sortear todo tipo de dificultades, su estilo no gusta a todo el mundo, pero ha demostrado ser un gran negociador.
A nuestro país, históricamente le ha ido mejor con los gobiernos republicanos que con los demócratas, así que, sin poder ejercer el voto en esa gran nación, esperamos que DJT logre su segundo mandato.