Una vida marcada por la pérdida de seres queridos, problemas serios de salud y sin dudas, una extensa carrera política como senador del estado de Delaware.
Gana la presidencia después de muchos intentos y cuando pudo ser el candidato para sustituir al pasado presidente Barak Obama la muerte de su hijo Beau lo afectó de tal manera que entendió que era el momento de terminar su carrera política.
La historia del mundo la marcan acontecimientos, la muerte de Beau Biden sin dudas abrió el camino a Donald Trump, porque puedo estar equivocado, el presidente Biden era un candidato mucho mejor que la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, que tenía una enorme tasa de rechazo.
Una campaña electoral muy difícil en medio de una pandemia y contra un oponente feroz, desacreditado por el estilo, por el torpe manejo de la pandemia, pero con setenta millones de votos, diez millones más que cuando ganó las elecciones del 2016.
Un Congreso dividido, donde el voto decisivo está en las manos de la vicepresidenta Kamala Harris, una elección atinada del presidente Biden, una mujer que atraía al voto más liberal del Partido Demócrata, el voto afroamericano y el latino.
Después de los hechos del seis de enero, donde la democracia norteamericana sufrió un golpe y no era modelo de sociedad que todos esperamos, la vimos convertida en pandillas que podía igualar a las que vemos en Venezuela y no en Washington.
La transición pacífica y ordenada dio un mensaje de que las pandillas que atacaron el Capitolio no representaban la realidad de la nación. La verdadera representación estuvo en los que ordenadamente dieron la bienvenida a los nuevos ejecutivos. Un acto sencillo, un mensaje de unidad y de esperanza de que la pandemia será vencida y lo demuestran los primeros días, vacunando a más de un millón de personas.
Un ejemplo de tres presidentes y un cuarto que por edad no pudo estar presente, demostrando que a pesar de las diferencias partidarias está por encima el sacrificio de presidentes anteriores en tiempos difíciles, Washington, Lincoln, Roosevelt.
Estados Unidos es un país dividido como nunca. No lo es sólo por el color o el género, es también por las condiciones económicas.
Estas elecciones lo demostraron más que nunca. El presidente Biden tiene un reto bien difícil. Un congreso que refleja la división de la nación.
Con un reto del juicio político de Trump, porque no nos perdamos, el Partido Demócrata tiene sus trumps encarnado por Nancy Pelosi, que no olvidemos que en un acto de irrespeto rompió ante la Asamblea el discurso del entonces presidente Trump.
Bernardo Vega, en unos de sus artículos decía lo mucho que nos ayudará el Gobierno norteamericano actual. Los aumentos salariales, los bonos, la política migratoria, etc.
No dudo que muchas de esas políticas puedan ser beneficiosas. Pero ¿cuáles de ellas podrán pasar por un Congreso dividido y con muchos demócratas extremadamente conservadores? ¿Cuál será la política frente al tema haitiano?
El senador de West Virginia, Joe Manchin, quien ha votado muchas leyes junto con los republicanos, opuesto al aborto, opositor a muchas de las políticas de género, apoyó muchos de los nombramientos del gabinete de Trump y respaldó entre muchas otras iniciativas de los republicanos como el nombramiento del juez Brett Kavanaugh, puede ser el voto que decida la mayoría hacia los republicanos.
Si alguien lo conoce bien es el presidente Biden, compartieron muchos años en el Senado y desde ya tratan de atraerlo para que apoye las políticas del nuevo gobierno.
La unidad que desea Joe Biden peligra con el juicio de Trump, necesita diecisiete senadores más para lograr éxito en enjuiciar a un hombre que no permanecerá tranquilo, el juicio depende del senador Patrick Leahy, de ochenta años, el decano del Senado norteamericano que, de no poder ejercer más sus funciones, su vacante sería decidida por el gobernador de Vermont, Phil Scott, republicano, rompiendo el empate que hoy existe en el Senado.
Gobernar exige equilibrio y es lo que Joe Biden tendrá que hacer en momentos que la economía norteamericana pasa por su peor momento. Todos sus actos serán los de un malabarista buscando equilibrio y retomar el liderazgo que perdió Donald Trump, que sin dudas la pandemia y su carácter se convirtieron en su peor enemigo.
Los demócratas tienen que cuidarse mucho, a los republicanos no les cuesta mucho recomponerse. Tienen una parte importante del electorado y con un buen candidato pueden volver al poder en el 2024.
¿Qué nos conviene más a nosotros? Eso lo dirán los próximos cuatro años. Del gobierno de Trump ganamos que no se cambiara de nuevo la Constitución, crecimiento antes de la pandemia, ya que siempre es conocido que nuestro crecimiento está atado a cómo crece la economía de nuestro gran vecino.
Ojalá las predicciones de Bernardo Vega se cumplan y que los aumentos de sueldos en Estados Unidos lluevan con las remesas, que los indocumentados dominicanos sean legalizados, pero que no pretendan que hagamos lo mismo aquí, porque el peso de Haití ya es demasiado para nuestra economía.