“Hostos, el sembrador” es uno de los libros más bellos escritos por el profesor Juan Bosch. Lo escribió el Puerto Rico, mientras era exiliado político del régimen de Trujillo. En la “Isla del Encanto” lo contrataron para “transcribir la obra dispersa” de Hostos, pues se preparaba una edición de sus Obras completas “en conmemoración del centenario de su nacimiento”.
Hostos hizo aportes importantes “a la educación, al periodismo, a la sociología, al derecho, y en particular al Derecho Constitucional, al patriotismo puertorriqueño, a la idea de la unidad antillana, y al seguimiento de las ideas de Bolívar sobre la unión de Nuestra América, entre muchos otros, es tarea gigantesca” (Juan Mari Brás).
La impresión e influencia de la obra de Hostos sobre Bosch fue de tal envergadura que en el “Prólogo para una edición puertorriqueña de Hostos el sembrador”, escribe el profesor dominicano que: “El hecho más importante de mi vida hasta poco antes de cumplir 29 años fue mi encuentro con Eugenio María de Hostos, que tenía entonces casi 35 años de muerto”.
Y, al final del prólogo, siendo en ese momento el profesor Bosch un político con firmes posturas materialistas, y aun reconociendo a Hostos como “idealista”, afirma: “No soy el idealista que él formó; pero sé que, si él viviera, los dos estaríamos en las mismas filas, naturalmente, él como jefe y yo como soldado”.
Hostos fue tan importante para la vida dominicana que el Generalísimo Máximo Gómez expreso, citado por Bosch, que: “Los dominicanos, que quizás tengamos muchos defectos, pero no somos ingratos…, escribirán la historia, ellos mejor que nadie, de la vida de aquel hombre ilustre, cuyo recuerdo no olvidaremos nunca”.
Efectivamente, Hostos no solo vivió y cultivó la civilización entre nosotros, sino que sus restos descansan aquí, en el Panteón Nacional, donde merece estar, debido a que la proyección de la obra de Hostos en el país fue tanta que “no es fácil empresa revelar los alcances que tuvo en las distintas esferas de las actividades nacionales” (Rodríguez Demorizi: Eugenio María de Hostos, Páginas Dominicanas).
Hostos era un hombre de múltiples ideas que, según Bosch, “escribía sobre política europea, sobre el teatro de Shakespeare, sobre economía, sobre arte. (…) porque no podía dejar que las ideas se le pudrieran en la cabeza”, (pág. 85).
En España, por solo dar un dato, era tan respetado que “en cierta ocasión, Eugenio llegó a prepararle” un discurso al gigante de la oratoria castellana Don Emilio Castelar, de lo cual “nunca, desde luego, dijo nada en público”.
Además de España, Hostos viajó y vivió en muchos países de América, pero sin dudas tuvo una gran debilidad por República Dominicana, donde no solo fundó la moderna educación nacional y fue maestro de toda una generación de intelectuales y hombres públicos, sino que también combatió la dictadura del general Heureaux.
El Maestro, Hostos, era un hombre polifacético, dibujar su arco vital, en una breve biografía novelada, solo quien conociera a fondo su vida y obra y fuera por derecho propio un gran escritor, como el profesor Bosch, podría lograrlo.
Motivamos la lectura de este hermoso libro del profesor Bosch.