Google Earth muestra fácilmente las diferencias entre Haití y República Dominicana, un país cubierto de vegetación y otro deforestado
En la arena política hemos visto cómo en las diferencias ideológicas o simplemente en la búsqueda de posicionamiento político, nunca nadie tiene la razón completa.
Se parece a las redes, con esta libertad que se tiene para opinar de todo, escuchamos como cada uno tiene un concepto diferente de cada tema; se opina muchas veces sin tener el más mínimo conocimiento del tema y se trata el mismo con categoría de gran experto.
Hace unos días, le decía a un gran amigo de la comunicación que es muy difícil pararse ante un micrófono todos los días sin errar en los temas.
Lo mismo sucede con los mandatarios, están sujetos a la opinión de la sociedad y a la crítica de sus contrarios políticos, esa es la democracia, aun cuando muchas veces se abusa de ella.
Al presidente Abinader hay dos temas en los que no se le puede quitar su gran mérito: uno, la lucha contra la corrupción como nunca habíamos visto y eso se mide no en las encuestas locales, son indicadores internacionales de la percepción de cómo se ve en cada uno de los países esta guerra tan difícil.
El otro tema es el haitiano. Desde su llegada a la presidencia en el 2020, en cada escenario internacional al que se presenta lleva un mensaje coherente, que apoyamos más allá de nuestras posibilidades al vecino, pero que la crisis debe ser resuelta por los haitianos y por la comunidad internacional.
En su discurso de ayer utilizó, para dar una imagen muy certera de la diferencia de nuestras dos naciones, Google Earth y podían fácilmente ver un país cubierto por una excelente vegetación y otro deforestado totalmente.
No es solo como han acabado sus recursos naturales, es como no existe gobierno; como no hay una sociedad civil que pueda incidir en la organización del país; un empresariado que sus negocios los hace desde otros países a espalda de la necesidad de su propia nación. Uno en francés, otro en creole.
A los que nos acusan de racistas, solo recordar una respuesta del propio presidente, somos un país donde más del ochenta y cinco por ciento de nuestra población es mestiza.
Sin embargo, debemos recordar que el racismo no es solo blanco contra negro, también lo es negro contra blanco y Haití exterminó a los blancos en una purga que pocos se salvaron, mujeres, hombres y niños y la constitución que cambiaron más adelante estableció que para ser ciudadano y tener propiedades, había que ser negro.
Recordemos que Haití surge de una rebelión de esclavos que Francia trataba peor que a los animales y la vida útil, por efecto de los trabajos forzados, no pasaba de siete años.
Desgraciadamente, para nuestros vecinos les ha sido difícil gobernarse, han pasado de dictaduras a gobiernos efímeros para terminar lo que hoy son, un país inviable, regido por bandas armadas y narcotráfico.
Han contado con apoyo de parte de nuestro país como no lo ha hecho ninguna otra nación. Empleos, camas en nuestros hospitales, especialmente para parturientas que cruzan ilegalmente la frontera. Se les donó una universidad que nunca utilizaron y que yo pueda recordar, una importante ONG les donó un hospital. Poco se habla del riesgo que corrió el expresidente Fernández en una visita a Haití.
En el 2010, cuando el terremoto, fuimos los primeros en ir en su auxilio y los que más apoyamos. Muchos de los recursos que llegaron se fueron en las manos de políticos y empresarios haitianos y quién sabe muchos cuantos más malversaron dichos fondos.
En estos momentos lo que ha complicado más el escenario, es el intento, por parte de políticos y mafiosos, de construir un canal, que como han dicho expertos hidráulicos y un estudio del departamento de agricultura de Haití, causaría graves daños al río Dajabón, tanto a agricultores haitianos como dominicanos.
Algunos han pretendido decir que un informe del 2021 autorizaba al vecino a construir el canal, todo el que ha leído dicho informe habla del daño al caudal del río y que la construcción de este viola los tratados internacionales firmados por ambas naciones.
Es en la Asamblea de la ONU que se celebra esta semana, que fruto de las alertas continuas y la situación del cierre de la frontera ordenado por el presidente Abinader, el tema haitiano finalmente toma nivel diplomático internacional.
Los presidentes Joe Biden y Luiz Ignacio Lula apoyan que se concrete con urgencia una fuerza internacional que ponga orden antes de que la situación degenere en una guerra civil con impactos inimaginables tanto para Haití como para República Dominicana.
La media isla que ocupa la parte occidental necesita una tutela permanente, pero no solo en el orden, es necesario fortalecer las instituciones, unas elecciones libres, un congreso e inversiones en infraestructura que generen un desarrollo que vaya mucho más allá de la economía de subsistencia que es la que tienen actualmente.
Hay que apoyar ya, en este momento, no solo el discurso, es la acción del presidente Abinader con la construcción de la verja y el cierre de la frontera, hasta tanto no se pare la construcción del dichoso canal.
El costo de mantener la frontera cerrada es alto. Lo es para los vecinos que dependen de nuestras exportaciones y lo representa para nuestros productores que se ven seriamente afectados.
República Dominicana ha venido apoyando a Haití mucho más de sus posibilidades, es el momento de que otros actúen, recordemos estas palabras de nuestro presidente: “La historia nos juzgará no solo por las palabras que pronunciamos en estos grandes salones, sino más crucialmente, por nuestras acciones en el terreno de la realidad. No le fallemos al futuro”.