Haití, en el Caribe, es una crisis recurrente, o, como hemos escrito, el poder en el caos de múltiples actores que, en cierta forma, ya no tienen el control absoluto; precisamente ese que ya no es posible en ninguna parte, como ha sostenido, lucidamente, Moisés Naím. Sin embargo, y trayendo la historia a cuento, nos preguntamos: ¿cómo es que la “comunidad internacional”, en su momento, soluciona la salida-crisis de Jean Bertrand Aristy -Tití- y ahora el impasse del primer ministro Ariel Henry; pero no puede solucionar o frenar la barbarie-violencia de Barbecue y de Guy Philippe? Curioso, ¿no?
Hay inercia o indiferencia que puede esconder o disimular la más sutil intención geopolítica en procura de imponer una solución inviable: no es posible querer fusionar dos realidades étnica-geográfica o histórica-cultural tan disímiles sin que ese intento no termine en un conflicto interno o binacional si sabemos que, tarde o temprano, uno no aceptará cargar, abiertamente, con el otro como solución….
En fin, cual es el interés de la “comunidad internacional” en Haití: ¿Negar su otrora fracaso -Minustah-? ¿Que RD resuelva simplemente respetando los “derechos humanos”? ¿Que la frontera siga siendo una ficción? Pero, y la determinación nuestra, ¿qué?
O no será que este nuevo giro de la crisis haitiana -¿cuándo no?- se podría leer como una ayuda a la reelección, o, tal vez, como un desafío-país….
No obstante, algo es evidente: hay un indescifrable plan macabro en marcha, porque cuesta creer que la “comunidad internacional” no pueda o no quiera resolver-someter a Barbecue o Guy Philippe (pero, sí se pudo con Osama Bin Laden, Saddam Hussein y Muamar Gadafi, entre otros). ¿Y entonces?
Y es que sobre Haití y su crisis perpetua hay muchas incógnitas geopolíticas sin despejar; que, al mismo tiempo, lucen obvias….
Mientras -como ondas expansivas- de este lado, la reelección se tambalea…. ¿Y el rol-papel de la oposición sobre el neurálgico asunto? Cierto que estamos en elecciones; pero una cosa no quita la otra, ¿o no?