Todo tipo de poder, históricamente establecido, necesita una correspondencia justificativa -cultural-ideológica y comunicacional que garantice su reproducción y sostenimiento. Eso ha sido sistémico; pero a partir de la dictadura del Tercer Reich -Adolf Hitler- la manipulación y la mentira se convirtieron en política de Estado que hizo de esa práctica gubernamental una inflexión que llevó a Alemania (1933-45) a un descalabro descomunal -moral y económico- y estigma universal siniestro por la ambición, locura y egocentrismo de un enfermo que llegó a creerse un mega-emperador.
Lógicamente, para desarrollar esa mega-locura el dictador alemán tuvo que agenciarse los servicios de otro enfermo -Joseph Goebbels- habilísimo, pero no más que Hitler, en el “arte” de la mentira, la propaganda y la manipulación pública -hoy percepción pública artificiosa-, y a partir de ahí, construir todo un relato sobre el delirio de un “superhombre” y una Alemania invencible o centro hegemónico del mundo y una raza única pura (aria). Es decir, que no solo era mentir, someter o invadir, sino también vender la falacia de una especie humana -“Aria”- que tenía el derecho de mutilar, asesinar y aniquilar (holocausto) a todo aquel, sobre todo judío o extranjero, que no fuera, genéticamente, “indoeuropeo”.
Pero no es de esa aberración étnica-racial e ideológica de Hitler y sus secuaces sobre lo que quiero llamar la atención en este artículo, sino sobre la mentira y la manipulación ciudadana-masiva como estrategia de dominación y poder en procura de perpetuarse en el poder que persigue el actual gobierno en su afán reeleccionista.
Creemos, porque no creo que esté solo, que el actual gobierno ha roto todos los récord históricos en materia de manipulación y mentiras desde el poder, en el contexto de una democracia como la nuestra -1978 hasta la a fecha, pues, ni siquiera, Joaquin Balaguer llegó a tanto, aun admitiendo corrupción e incontrolables y; en cierta forma, hasta crímenes de Estado- frágil y de pobre institucionalidad.
Al colmo que este gobierno pretende mentirse a sí mismo y al país sobre corrupción, endeudamiento y renegociación de contratos que más que ello esconden mentiras -como la renegociación de la concesión Aerodom y sus anticipos en medio de la actual campaña electoral-reeleccionista- jugando con la inteligencia de la gente a la que creen eunuco…
El “arte” de mentir y manipular, en este gobierno, ha llegado tan lejos que la reelección ya no es solo una figura recurrente, históricamente hablando, sino la imperiosa necesidad de posponer el derrumbe-descubrimiento de la estafa gubernamental más grande y planificada que registre nuestra historia contemporánea, pues, tarde que temprano, el teatro actual se vendrá abajo y ya no saldrán, como en otrora (1986), vestido de monja o huyendo allende los mares, sino, como aquellos personajes siniestros del Tercer Reich, tras su derrota-caída….
Ya lo verán, pues una mentira -o muchas como es el caso- no puede mantenerse, por mucho tiempo, oculta.
Y todo pinta, si la oposición se unifica en mayo, que la careta-eslogan “gobierno del cambio” caerá al piso con sus amanuenses y prensa complaciente… (y de esta última, sabrá Dios, si quedará algún crédito).
¡Ojalá que sí!