Cuando apenas empezaba a hablar, les pedía un carrito… (y me dejaban una pelota)… Ya en la primaria, cambié para una bicicleta… (y me dejaban otra pelota)… Al terminar la primaria, empecé a pedirles una muñequita de carne y hueso…(y seguían con su pelota)… … En lo único en que esos tres farsantes exageraron fue cuando les pedí que me trajeran un hijo… (Y a lo largo de 30 años me dejaron 3 varones y 2 hembras, más 13 nietos y 7 bisnietos)… Tengo pelotas de sobra (perdón, quise decir razones) para no creer en los Reyes Magos, que ya no me traen ni un saludo.