Llegué al lugar de encuentro para asistir, todos juntos, a “LA Semanal con la prensa” …Y nadie se dio cuenta. Saludé a todos los colegas en voz alta… nadie respondió. Les saqué la lengua a modo de desprecio…ninguno protestó. Los acusé de maleducados… Y nadie se ofendió. La razón de tanta indiferencia es muy simple: todos estaban hablando o hurgando en la pantalla del celular; todos estaban al margen de su realidad inmediata; todos estaban en lugares lejanos; todos, hombres y mujeres, habían renegado de la presencia humana… (Conclusión: pienso que el teléfono celular debe ofrecerse en las ferreterías como material aislante).

Posted in Fogaraté

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas