Gracias a la visión empresarial y social de la Compañía de Electricidad de Bayahíbe (CEB), la isla Saona, de República Dominicana, cuenta con un eficiente servicio de electricidad producida con energía renovable, como es la solar.
Ese espacio, con 600 habitantes y visitado cada año por alrededor de un millón de habitantes, camina hacia un mayor desarrollo con un motor de energía limpia, como es la producida por una planta fotovoltaica (solar), diseñada para almacenar 5 megavatios por hora, suficientes para abastecer su demanda de electricidad las 24 horas.
Con ese diminuto proyecto en comparación con la otra parte de este país, CEB demuestra que podemos caminar hacia la provisión de una mayor energía alternativa para la República Dominicana.
Pero las aspiraciones de los inversionistas de CEB, subsidiaria del Consorcio Energético Punta Cana-Macao (CEPM), de proveer energía limpia no se detienen en la isla Saona. Tienen proyectado abastecer con energía alternativa al 65% de las zonas hoteleras de República Dominicana, de las cuales ellos poseen la concesión.
Eso además de reducción de costos en la producción de la energía eléctrica, sería un atractivo más para los miles de turistas que visitan los hoteles de la región Este del país, donde se concentra la mayor actividad de la industria sin chimenea local.
El negocio de la venta energía eléctrica con el sistema prepago en la isla Saona y en otras de las zonas de concesión de CEPM es un esquema muy favorable, especialmente para las zonas de habitantes de escasos recursos, que nuestras distribuidoras de electricidad tendrían que reforzar.
República Dominicana, como ahora la isla Saona, que cuenta con el atractivo de ser la única en el hemisferio abastecida con energía limpia, debe dar pasos agigantados hacia el aumento de la producción de energías alternativas, por el bien del medio ambiente y, sobre todo, por la disminución de costo, incluyendo los más de RD$70,000 millones destinados por el Gobierno para subsidiar el sector eléctrico.