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Al llegar diciembre, con su aire festivo y espíritu de reconciliación, trae consigo una oportunidad única para la política dominicana. La tregua navideña, una tradición que invita a dejar de lado las diferencias y trabajar en pro de la unidad, cobra especial relevancia en un país donde la polarización política suele marcar la pauta de la vida pública.

Este período, caracterizado por celebraciones y encuentros familiares, se convierte en un llamado a la reflexión para los partidos y sus líderes. En un año electoral marcado por tensiones y divisiones, la llegada de diciembre invita a los actores políticos a reconsiderar sus posturas y enfocarse en el bienestar colectivo.

La tregua no solo es un gesto simbólico, debe ser una oportunidad para construir puentes y restablecer el diálogo. La historia política de la República Dominicana está plagada de confrontaciones y rivalidades. Sin embargo, esta época ofrece la posibilidad de poner en pausa la adversidad y priorizar el interés nacional.

Durante este mes, -aunque debería ser siempre-, los ciudadanos esperan ver a sus líderes no como adversarios, sino como colaboradores en la búsqueda de soluciones a los problemas que afectan a la población.

La empatía y el entendimiento deben prevalecer sobre la crítica destructiva, esa que prefiere la mayoría, sobre todo, aquellos que ven favorable la misma, porque puede ayudarles a ganar nuevos simpatizantes.
Un llamado a la unidad en este mes puede sentar las bases para un diálogo más constructivo en el año que viene, un año que estará marcado por grandes desafíos y que las fuerzas políticas deberán demostrar su madurez ante los mismos.

Esta temporada es propicia para que los políticos se acerquen a la ciudadanía, ya que la gente espera ver a sus representantes involucrados en actividades comunitarias, apoyando causas sociales y contribuyendo a la mejora de sus comunidades, a veces, no necesariamente llevando algo material, más bien, dando la cara y diciéndoles con este gesto que no se han olvidado de quienes con el favor del voto le ayudaron a conquistar esa posición.

Este tipo de interacción no solo fortalece la relación entre políticos y ciudadanos, sino que también humaniza la política, recordando a todos que detrás de las decisiones hay vidas y realidades que afectan a miles, por lo que la tregua navideña no debe ser vista simplemente como un respiro en el calendario político, sino como una invitación a la reflexión y al compromiso.

Ojalá lo entiendan los líderes y nos den ese respiro…

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