La Semana Santa debe ser un período que trascienda las creencias religiosas y nos motive a reflexionar sobre valores universales como la solidaridad y la empatía.
En un mundo cada vez más convulso, donde el juicio y la crítica parecen dominar nuestras interacciones, esta Semana Mayor nos recuerda la importancia de aceptar a los demás sin juzgar.
La frase del psicólogo Carl Rogers: “La máxima expresión de la empatía se encuentra en el aceptar sin juzgar”, resuena profundamente en este contexto.
Recientemente mi hija pequeña María José concluyó un programa de liderazgo para jóvenes “Generation Next” de Dale Carnegie y en el acto de graduación me gustó ver cómo los jóvenes hacían el compromiso de no juzgar, ni criticar, ni quejarse, como parte de los principios para establecer relaciones humanas.
Durante estos días, muchas personas participan en rituales y tradiciones que simbolizan el sacrificio y la redención. Sin embargo, más allá de los actos religiosos, hay una oportunidad invaluable para practicar este sentimiento en nuestros hogares, en el trabajo, en las comunidades, con los vecinos, en fin.. Es momento de que nos veamos en el sufrimiento ajeno, reconocer las luchas de quienes nos rodean y ofrecer nuestro apoyo, sin condiciones, ni prejuicios.
La empatía y la solidaridad van de la mano y puede manifestarse de diversas maneras; algunos donan alimentos, otros visitan hospitales, mientras que unos prefieren ayudar a personas mayores. Hay pequeños detalles que cuentan y dicen mucho, no sólo en Semana Santa.
La empatía también incluye ser amables con nosotros mismos. En este tiempo de reflexión, es válido reconocer nuestras propias luchas y permitirnos momentos de descanso y sanación. Al aceptarnos sin juzgarnos, fortalecemos nuestra capacidad de ser solidarios con los demás.
Una de las frases célebres del psiquiatra Alfred Adler, sostiene que –“mira con los ojos de otro, escucha con las orejas de otro y siente con el corazón de otro”-, si tan sólo pensáramos en poner en marcha una de estas tres sugerencias, el mundo fuera un lugar mejor.
María José también me preguntó cuál sería mi ayuno de esta Semana Santa, le prometí desconectarme y poner en pausa mi celular, no obstante, ante los días que vivimos, creo también oportuno agregar a mi pequeña lista, practicar la empatía, porque hoy más que nunca, es la medicina que en estos momentos necesitamos.