Todo apunta a que el 2022 será la antesala de la salida al ruedo de nuevos candidatos a cargos electivos que han esperado en el banco vislumbrando un mejor futuro para sus aspiraciones políticas.

Uno de esos casos lo protagoniza el comunicador y empresario Roberto Ángel Salcedo, quien ha manifestado su intención clara de trabajar en pos de más y mejores proyectos a favor de la mayoría desde el Estado.

En la contienda pasada jugó un papel importante cuando renunció al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y cruzó a las filas del Partido Revolucionario Moderno (PRM), esperando correr con mejor suerte y encontrar el espacio que al parecer no tuvo en el viejo partido en el que militó tantos años su padre Roberto Salcedo.

Roberto Ángel se ha mantenido activo trabajando muy de cerca con el presidente Luis Abinader, quien lo ha distinguido aunque aún no le ha reservado alguna función específica dentro del gabinete de gobierno.

Sus intenciones son genuinas y deberán encontrar espacio en un partido que goza de muchas figuras, en su mayoría, trabajando activos por y en pro del éxito de esta primera gestión del denominado gobierno del cambio.

David Collado, José Ignacio Paliza, Faride Raful –aunque esta última está en muy bajo perfil e inactiva desde que ganó su partido–, y Carolina Mejía son algunos de los nombres en las filas del PRM que están esperando un turno para demostrar sus capacidades en otras posiciones de la administración pública.

Y por el otro lado, están los candidatos potables en las demás corrientes que gravitan en el accionar político, como es el caso de Omar Fernández. El joven diputado de la Fuerza del Pueblo está preparándose para un futuro rol, en la próxima contienda electoral. El pasado proceso electivo nos dejó claro que la sociedad está lista para darle un voto de confianza a un nuevo liderazgo. En el Congreso Nacional tenemos caras nuevas, gracias a ese ejercicio y el voto de una generación que no se quedará de brazos cruzados, una segmentación que según las encuestas representan una cuota importante del electorado, así como también lo es el porcentaje del voto de las mujeres.

El 2024 promete. Solo hay que esperar que el tiempo vaya despejando el panorama y que la maquinaria proselitista inicie a toda marcha el viaje del que esperan ser parte muchos, pero pocos tendrán la oportunidad de ganar un lugar en el vagón en el tren político que los llevará a puerto seguro.

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