Muchos dominicanos, sintieron una especie de orgullo cuando vieron por primera vez el rostro de Faride Raful, en un anuncio público declarando sus aspiraciones políticas a una posición política electiva. Antes, ya la habían comenzado a querer por sus apariciones en los medios abrazada por importantes figuras de la televisión y el periodismo.
En 2016 fue postulada por el Partido Revolucionario Moderno (PRM) como candidata a diputada para el Distrito Nacional, resultando electa con 17,871 votos, la mayor cantidad de votos para un diputado en esta demarcación.
En aquel momento su voz fue una de las más importantes como opositora a todas las ejecuciones que entendían debían ser defendidas por políticos con un ápice de honorabilidad y por el pueblo, que es el más afectado.
Convirtió el Congreso en su principal escenario mediático, desde donde cual guerrera indomable se oponía enérgica a la aprobación de más préstamos, la corrupción administrativa y pública, y muchos otros temas.
No era difícil postularse para la senaduría por el Distrito Nacional y ganó con una amplia ventaja -sobre el 52.46% de los votos-. Desde entonces, su papel de legisladora inquisidora mermó, su partido gobernaba los destinos de la nación.
Esos mismos que votaron alegres y jubilosos en 2016 y 2020, son los que hoy cuestionan el deseo manifiesto de Faride de reelegirse por cuatro años más en la curul. Amén de campañas internas que se gestan entre los propios compañeros que esperan ser elegidos para asumir la posición de cara al próximo proceso electoral, el pueblo reconoce los principales errores que ha cometido esta política que años atrás encantó al electorado.
La califican de populista, progresista, promotora de agendas legislativas impuestas por organismos internacionales y muchas otras cosas que las redes se han encargado de difundir.
Faride atraviesa un momento difícil tanto a lo interno de su partido, por las confrontaciones que generan sus declaraciones, como a lo externo, puesto que el pueblo que es quien pone y quita, se expresa a través de las redes sociales en contra de su reelección.
La ex vocera de la bancada del PRM en el Senado y presidenta de la Comisión de Hacienda, -posiciones que le han agenciado serios inconvenientes-, debe sentarse con sus asesores para revertir la situación de cara a su posible reelección, de lo contrario, todo apunta que el partido ya tiene un sustituto sentado en el banco y calentando para entrar al juego.