El pasado lunes desafiando las inclemencias del tiempo que pronosticaba un impacto en el país del huracán Franklin, los partidos Fuerza del Pueblo (FP), de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD), convocaron a la prensa para anunciar una alianza que desde entonces ha sido tema de debate.

Las críticas del partido oficialista y aliados, han llovido, comenzando por el nombre, Rescate RD, puesto que se supone que si algo está bien, no hay por qué rescatarlo.

Al día siguiente del anuncio, en el que no participaron los líderes del PLD ni de la FP, -lo que también se cuestiona-, dos dirigentes del Partido Revolucionario Moderno, se atrevieron a responder. Faride Raful, senadora del Distrito Nacional, al ser abordada por la prensa aseguró que el acuerdo con Alianza País, ya estaba casi sellado, mientras que Ricardo de Los Santos, presidente del Senado, por otro lado confirmaba que el PRM tiene ya casi lista una alianza con unos 21 partidos políticos. Una reacción poco estratégica, que bien pudo planificarse, siempre y cuando ya esté sellada la alianza.

El tema sigue siendo de interés, a tal punto, que luego de lo sucedido en San Cristóbal, donde todavía se cuentan los fallecidos y los daños ocasionados por la tormenta Franklin, el presidente Luis Abinader fue abordado por el referido tema de la alianza, respondiendo de manera inteligente, “que la democracia siga su curso”.

El presidente del PRM, José Ignacio Paliza, fue más abierto y enfático, al referirse al tema; “los iguales tienden siempre a andar juntos, a reunirse”, descalificando esta confluencia de fuerzas opositoras.

Hace ya ocho días del anuncio que reunió a fuerzas opositoras en pos de una alianza que ha encabezado el presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado y todavía sigue siendo tema de conversación en la clase política dominicana.

Si algo ha demostrado el ingeniero Maldonado, es que tiene excelentes relaciones con los líderes de la FP y PLD, de manera que ha sido la persona indicada para establecer esta relación meramente política, que permita reorganizar a los partidos opositores y constituirse en una opción de poder en el proceso del 2024.

Las cosas no han avanzado, tal vez, tan aceleradas como se quería, pero la alianza es una realidad que seguirá dando dolor de cabeza a un partido oficialista, que tiene en Luis Abinader una carta potable, con un posicionamiento indiscutible aunque su partido y algunos de sus funcionarios no le han ayudado al respecto.

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