La encuesta Cultura Democrática que desde hace unos días publicó el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD), ha revelado datos que pasaron por debajo de la mesa, ante indicadores como la corrupción y el clientelismo que se llevaron todos los titulares, sin embargo, son igualmente importantes.

Mucho se ha hablado de la brecha entre mujeres y hombres en la participación política, pero lo que es peor, que aunque son los mismos partidos políticos los que se han encargado de relegar a un segundo plano a la mujer, la ciudadanía, de alguna manera, avala esa acción. Así lo ha demostrado la ECD, cuando se abordó a los encuestados sobre quién le inspira mayor confianza para darle su voto en unas elecciones, el 53.7%, votó por el hombre.

Este indicativo manifiesta que aún existen sesgos propios de una cultura machista, en la que el hombre domina el escenario político y las principales instituciones en ese orden.

Este año se conmemora el aniversario número 82 del derecho al voto femenino y la participación de la mujer en la vida política, fecha de importancia, de reflexión y de acción.

La Junta Central Electoral (JCE, ha encabezado una lucha por lograr la llamada paridad política, cosa que está lejos de ser una conquista.

Muestra de ello es que la cuota de representación actualmente (40-60) establecida por ley, sigue siendo elemento de debates a la hora de conformar las boletas para las elecciones. En el pasado proceso, la JCE tuvo que emitir resoluciones para recordarles a los partidos ese pequeño detalle sin importancia, por lo que se evidencia que las conquistas para la mujer en política, si las hay, penden de un hilo tan fino que cada cuatro años hay que obligar a los partidos a que las cumplan.

Los resultados recientes de la encuesta en torno a esta situación revelaron datos que aún no veo hayan sido discutidos ni conversados por agrupaciones que deben velar por la participación de la mujer en la vida política. Nadie ha dicho nada, pero mientras la desconfianza hacia las mujeres políticas crece y es peor saber que las mujeres votaron en contra de ellas. Todo esto parece indicar que la paridad se quedará sólo en intención. Las mujeres políticas deben abrir los ojos, en especial esas que esperan el turno al bate para dirigir la nación, que pese a las capacidades, todavía hay quienes entienden que los hombres pueden hacerlo mejor que ellas.

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