La oposición seguirá insistiendo con el tema de La Vega y el vacío que dejan las autoridades, y continuará cuestionando la reforma constitucional, mientras aparezcan otros temas que puedan ser objeto de debate, y con los que se le pueda hacer alguna mella al oficialismo desde el punto de vista mediático. La reforma fiscal, por ejemplo, sería un buen tema para la oposición porque se trata de una reforma que todos saben que se necesita, pero que casi nadie quiere. Hasta el término “reforma fiscal” genera rechazo y cierto temor. Es inevitable que la oposición juegue un poco al populismo con este tema.
El tema haitiano
Con lo de la migración haitiana, aunque se ha intentado, no es tan fácil hacer política, porque los principales partidos y líderes, aunque no lo admitan, tienen visiones similares sobre este asunto. Prueba de ello es que el llamado del presidente Luis Abinader a la comunidad internacional para que intervenga y no le deje el problema solo a República Dominicana, no solo genera respaldo interno, sino que es el mismo básicamente que han hecho sus antecesores, hoy líderes de la oposición. Además, el gobierno del PRM ha tenido que enfrentar, al igual que los anteriores, a una doble carga de crítica por el manejo de la problemática haitiana. Adentro se endilga debilidad a las autoridades y afuera es lo contrario. Se cuestionan los métodos y se exige más solidaridad.
La agenda interna
Mientras los partidos de oposición buscan ejercer su rol, también enfrentan retos internos, especialmente el PLD, que vuelve a sufrir pérdidas importantes de dirigentes. La expulsión de Carlos Amarante Baret se vio como un movimiento estratégico que buscaba restar impacto a lo que parecía su inminente salida. Botado no es lo mismo que renunciante. Sin embargo, luego de la decisión, comenzó otra tanda de renuncias, lo que también era previsible, porque si Amarante se iba a llevar dirigentes, lo lógico es que estos ahora vean cerca e iluminada la puerta de salida.