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El segundo gobierno de Luis Abinader y el PRM apenas cumplió ayer un mes de instalado, pero al ser un gobierno reelecto, los líderes y voceros de la oposición parecen entender que no le toca la tradicional tregua de cien días. De hecho, no ha habido la menor intención de concederla. Sin embargo, aunque tanto la Fuerza del Pueblo como el PLD han hecho su esfuerzo para hacer el contrapeso, se han encontrado en el terreno con varias inconvenientes, pero el principal de ellos es que el oficialismo, hasta el momento, ha logrado colocar sus temas en la agenda de discusión. En otras palabras, el Gobierno ha dominado el debate. Fue lo que ocurrió en la campaña electoral, y lo que ha seguido ocurriendo después de las elecciones. Aun así, la oposición sigue buscando su espacio.
Los tropiezos
Tanto la FP como el PLD están inmersos en sus respectivos congresos internos, y podría pensarse que es eso lo que ha limitado su accionar, pero no necesariamente es así. Por algún motivo, los partidos de oposición no han sabido dar respuestas adecuadas a los temas que ha puesto en agenda el oficialismo. El ejemplo más claro es la reforma constitucional propuesta por el presidente Abinader.
Durante varias semanas, los morados estuvieron dando respuestas dispersas al tema, e incluso el excandidato presidencial Abel Martínez le dio un espaldarazo a la propuesta del mandatario. Cuando el PLD finalmente fijó posición oficial, el mismísimo presidente del partido, Danilo Medina, en nombre de la organización rechazó la propuesta de Abinader, que calificó de “improvisada y propagandística”. Medina es de poco hablar y nunca ha fungido de vocero del Comité Político, tarea que siempre se le encomienda al secretario general, por lo que su intervención debió generar impacto. Eso pudo haber sido así en otras circunstancias, pero no al hablar de reforma constitucional. Resulta que fue Medina, cuando era presidente, el que propició una reforma en el 2015 para poder repostularse y que intentó hacerlo de nuevo en el 2019. El chiste se cuenta solo.