La oposición tiene que seguir buscando su espacio, y ejercer el rol que le corresponde, pero hasta ahora no ha tenido suerte, porque el oficialismo ha colocado los temas del debate nacional, y las respuestas de los opositores no han tenido impacto. Quizás más adelante el panorama cambie, pero hasta ahora, morados y verdes han lanzado muchos golpes, y han conectado muy pocos, por no decir ninguno.
La reforma
Con la propuesta de reforma constitucional, el PLD dio algunos tumbos, pero la Fuerza del Pueblo tampoco ha exhibido un buen manejo del tema. Al principio, los voceros se limitaban a advertir que “la Constitución no se toca”, una consigna que tenía cierto sentido en la lucha del 2019 cuando vencieron los aprestos de Danilo Medina, aunque con ayuda externa, pero ahora es otra historia, en la que ese alegato simplista no tiene validez. Después los pueblistas han declarado que la reforma no es necesaria y últimamente han asumido el argumento de que se necesita un referendo aprobatorio. Los cuestionamientos, hechos de manera dispersa por el PLD y la FP no parecen haber hecho mella, ni siquiera mediáticamente, al plan de reforma constitucional del presidente Abinader. Si ha habido algún cambio sobre la marcha, ha sido más bien por observaciones de los legisladores del PRM.
Reforma “preaprobada”
El pleito, si se puede llamar así, lo iba ganando desde el principio el oficialismo, porque la reforma constitucional gozaba de la simpatía de la población de antemano. El presidente Abinader ganó las elecciones planteando dos de los temas de la reforma constitucional: La independencia del Ministerio Público y los “candados” para la reelección. Luego agregó dos temas que, al parecer, también son aceptados por la población: La reducción de diputaciones y la unificación de las elecciones. Es un pleito perdido de antemano para la oposición, que ahora apunta sus cañones a otras reformas.