Todavía hay sectores del PLD y de Fuerza del Pueblo que piensan en una alianza para las elecciones del 2024, especialmente en el nivel municipal y legislativo, pero lo cierto es que ese acuerdo, si bien no ha muerto, se podría decir que está en cuidados intensivos. Todo lo ocurrido últimamente, principalmente en el PLD, aleja las posibilidades de un acercamiento entre morados y verdes. Y para mala suerte de los promotores de la alianza, hay dos factores que van en su contra. Lo primero es que los que no están a favor del acuerdo tienen argumentos de peso. Lo segundo es que, quizás no son mayoría, pero queda claro que, entre los que se oponen, se encuentran los dos principales directivos de la organización y el candidato presidencial.
Un mal manejo
Ya era difícil de por sí el acercamiento entre el PLD y FP, después de que por mucho tiempo, el segundo trabajara para debilitar al primero, no por maldad, sino porque es obvio que el crecimiento de uno depende de la caída del otro. Pero si dejamos a ese factor de lado, y suponiendo que el pragmatismo debe imponerse, parecería que lo más conveniente para ambos sería que negociaran un acuerdo que les permitiera competir con éxito contra el oficialista PRM. Así pensaban muchos en ambos bandos, pero el asunto parece haber sido mal manejado o se puso en la palestra en un momento inoportuno. Lo cierto es que en el PLD se ha entendido que el tema de la alianza de algún modo frenó a dirigentes y militantes peledeístas de distintos puntos del país con aspiraciones a cargos electivos. Eso es fatal para cualquier partido, y más si se trata de uno que, como el PLD, no pasa por su mejor momento, y trata afanosamente de lograr un relanzamiento.
Demasiados ruidos
A este punto, la alianza no solo se pone lejos, sino que habría que pensar si valdría la pena hacerla después de tantos ruidos. Los acuerdos electorales que se realizan en medio de traumas no tienen los efectos deseados. Ahí está el ejemplo de la alianza rosada.