No quisiera ser irreverente -pero, lo soy-, de modo que lo que menos me gusta es que me hagan morisqueta -tengo sesenta años- o, que me vean de pendejo. Y ya sabemos que Joaquín Balaguer, después de Facundo Cabral y Uslar Pietri -saldando lo abismal, ideológico-político-humanístico, entre ellos-, fueron quienes mejor, en nuestro rico continente, definieron al pendejo “independiente” (ése que, curiosamente, dizque más detesta-repela su oficio: ¡Político!).
Ahora, post elecciones, el vocablo político “independiente” ha vuelto a cobrar vigencia, y da risa porque no solo al PLD -20 años de gobierno- les asaltaron los “independientes” y “amigos”, sino que al PRM y su gobierno, tempranito, les están madrugando. ¡Pero, allá ellos!
De nuestros “independientes” tenemos una gran gama: los hay periodistas e intelectuales -algunos que ya cobraron “alante” (¡no fueron tan pendejos!)-, los del partido “sociedad civil” que son, de los “independientes”, los más caros y rentables, pues, muchas veces, cobran en dólares, euros y pesos -como para los helados-; y por últimos, están los “independientes” empresarios que, últimamente, se les ha metido el gusanillo de la política y ya no están a gusto con solo financiar políticos, sino que están dispuestos a invertir en ellos mismos y tirarse al ruedo….
Ya casi me olvidaba de otros especímenes de la fauna de los “independientes”: aquellos voceros o portavoces, abiertos o solapados, de expresidentes; y por supuesto, en ese vagón ciertos académicos “apolíticos”, libres pensadores, burócratas, jurisconsultos, saltapatrás, “izquierda burra“, parte de la no tan burra y una pléyades de figuras variopintas, desde clero y protestantes, que han sabido bendecir o santificar algunos que otros trances -de envergadura- que han puesto en jaque-crisis el teatro político-democrático -desde 1961 hasta la fecha- por bellaquerías de nuestra clase política o apetencias de caudillos afanados en seguir en la poltrona o, como ahora, vestido de tránsfuga y aliado estratégico de ajusta cuentas que ya tiene un canto de la sábana de un poder de “colindancias” y mucha efervescencia política-mediática a petición-oficio de cibernautas de redes sociales, “indignados”; pero, sobre todo, de estrategas políticos que manejan bien aquel refrán o dicho de que “….no hay peor cuña que la del mismo palo”.
Por último, vale decir, que a nivel internacional los “independientes” -oenegés, OSC y otros de esa fauna-, casi están imponiendo, en múltiples organismos multilaterales, la categoría política de “tercer estado” y si los gobiernos y sus representantes no están avispados-preparados, se los sentarán en condición de iguales; aunque unos representen a gobiernos salidos de las urnas y otros a agendas supranacionales… (¡Ojo al Cristo, pues…!).