Desde marzo hacia acá, ya son incontables las encuetas -caseras y de sastres (violando las leyes: 33-18 y 15-19)- que, candidatos y partidos vienen publicando; pero, el que lo ha hecho con más énfasis-diarrea, estratégico-manipulador, es el partido Revolucionario Moderno (PRM) vía redes sociales, periódicos, radio y cuanta plataforma digital se lo ha permitido. Sin embargo, las de últimas cosechas, obedecen a tres innegables razones-objetivos: a) el pésimo rol político y solidario del candidato Luis Abinader en pleno auge de la pandemia -que todos sabemos salió de su casa obligado por el ritmo de campaña, solidaria y efectiva, que marcó Gonzalo Castillo-, b) la más reciente encuesta -Mark Penn Stagwell- que dio, prácticamente, un empate técnico, después de casi Abinader estar puntero -más la que, según trascendió, de prestigio que, por H o por R, no se publicó y se rumoró Gonzalo Castillo rondaba el 50% de la intención de voto-; y c) distraer la atención pública y al electorado nacional ante el hecho de que un excandidato y dirigente del PRM, Yamil Abreu Navarro, ha sido pedido en extradición bajo acusación de narcotráfico y “vínculos con el cártel de Sinaloa”, México.
Pero, amén de esas tres poderosas razones, inferimos una cuarta razón-objetivo que persigue algo más estratégico y que tiene un componente supranacional-fáctico: ir condicionando a la opinión pública internacional con el relato-fábula del “fraude” electoral si el PRM pierde (algo, para ellos, improbable “llueva, truene o ventee”) las próximas elecciones presidenciales y congresuales. Sería, el mismo relato-fábula que le dio resultados en febrero-marzo, pero que el informe-investigación de la OEA descartó.
Y el país tiene que estar alerta sobre esa nueva estratagema del PRM, sus aliados y candidato -de querer crear una crisis política post-julio 5-, pues a unas elecciones se va a ganar o a perder; pero, además, ¿a quién van a convencer de que el PLD no sabe ganar elecciones y construir, con trabajo político-electoral y una obra de gobierno, eso que llaman “mayoría electoral”?
Por ello, el PRM y su candidato, deberían -si lo quisieran- dejarse de estar haciendo encuestas de sastres para crear tendencias electorales-artificiosas, condicionar “Opinión pública”, confundir al electorado, orquestar percepción-electoral a través de su periferia periodística-mediática-intelectual (que no escribe ni habla del caso: Yamil Abreu Navarro; a pesar de que, el jefe de campaña de Abinader, Roberto Fulcar, lo promocionaba, en un video -YouTube-, como el candidato del “Cambio” y que tendría “el apoyo” del futuro gobierno). ¿Ignorancia supina o qué?
Finalmente, no solamente fue que el PRM abusó, desacreditó y arruinó el negocio-mercado de las encuestas políticas, sino que terminó sentando un funesto precedente de estiércol.