Luego de la sonada derrota sufrida por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) los cuadros altos y medios de esa organización, posiblemente, estén despertando del letargo en que cayeron luego de quedar en una lejana tercera posición en los celebrados comicios de mayo pasado.

Seguramente, esta última y avasallante derrota llevó a su dirigencia a pensar y a hacerse un autoanálisis más profundo, el cual le ha permitido ver más allá de los hechos.

Dice un refrán que lo último que se pierde es la esperanza y como la actividad política es tan “cambiante y dinámica” el PLD pensó que podía mejorar su imagen en esta vuelta, pero sus cálculos fallaron.

Ahora anuncian la renovación de su cúpula y están buscando entre sus miembros a los líderes idóneos que sustituyan a Danilo Medina en la presidencia, y a Charlie Mariotti en la secretaría general.

La lista podría no ser tan larga y dar en el clavo con los relevos que puedan llevar a ese partido de nuevo al ruedo político y al escenario electoral, si es que logran sacarlo del abismo en que se encuentra.

Entre los nombres que se barajan están Francisco Javier García, Margarita Cedeño, Andrés Navarro, Abel Martínez, Domingo Contreras, Francisco Domínguez Brito, Jaime David Fernández Mirabal, José Dantés y Ariel Jiménez, este último, una de las joyitas que dan luz a ese partido, pero que no tiene el temple y la “sangre de maco” que necesita el PLD para echar la pelea.

Otros nombres también han sonado, sin embargo, pienso que si el partido quiere renovarse debe involucrar a gente joven o de mediana edad con talento que le sobre para gerenciar, ser estratega, sagaz, frío, calculador, enfocado, con olfato político a la hora de saber mover fichas, pero sobre todo políticos sensatos y con sentido común.

Estas últimas cualidades son fundamentales para mantener la organización política en un ranking aceptable, tanto a lo interno como a lo externo.

Decía Napoleón Bonaparte que para triunfar era necesario, más que nada, el sentido común; y aplicado a la política quiere decir que hay que saber interpretar los ruidos y saber manejarlos.

En la política criolla, muchos se olvidan del sentido común como el caudal de experiencias que llevan al conocimiento, a la interpretación de las emociones, sin embargo, cuando alcanzan “la gloria”, se olvidan de todo, hasta del raciocinio.

Y ahí, en esos pequeños detalles se esconde lo bueno o lo malo, el fracaso o la victoria. Al PLD se le olvidaron muchas cosas. Creyeron que lo tenían todo, obviaron los ruidos internos y externos y la debacle los arropó a tres caídas consecutivas, una interna y dos afuera.

Así que lo primero para que un partido sea competitivo, tiene que oír a sus líderes, corregir en el momento los errores, saber maniobrar y escuchar lo que dice la mayoría de los ciudadanos pensantes, sopesar y actuar, anteponiendo siempre el sentido común.

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