Luego de la consulta que diera como ganador a Abel Martínez para ser candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), han pasado muchas cosas.
Desde la incomodidad de Margarita Cedeño que ha manejado con mucha altura e inteligencia emocional el perder de Abel Martínez, pese a que ella reiteró innumerables veces que tenía los números, para ganar esta consulta y representar como candidata a presidente el partido morado. La doctora, al parecer se ha recompuesto, aunque eso no ha sido tan sencillo, sobre todo cuando ha desempeñado posiciones de vicepresidente y primera dama en un corto periodo.
Luego surgieron comentarios de que había una cantidad de compañeros incómodos con el candidato a presidente por el PLD, porque no los recibía, incluyendo a otra excandidata a la presidencia, Karen Ricardo, que ni siquiera por su condición de excontrincante de Abel pudo reunirse con el alcalde de Santiago.
Se ha dicho un poco de todo, a lo largo de estos días, de cara a la carrera hacia la presidencia que lleva Martínez, quien tiene sangre joven y ha demostrado ser un gerente eficaz en el paso por la administración pública, sin embargo, en este reto, al parecer, está dando pasos no muy afianzados, más bien confiado en lo lo que logró como alcalde, obviando que esta contienda electoral enfrentará a tres fuerzas políticas, entre ellas al partido de Gobierno, PRM, a su propio partido y a la más joven estructura política: la Fuerza del Pueblo.
La decisión de “apartar” al veterano político y peledeísta Francisco Javier de su lado, como jefe de campaña, ha sido un paso que muchos catalogan como desacertado, política y mediáticamente. Solo hay que ver los comentarios para establecerlo. Y a propósito de lo sucedido, hay quienes aseguran que Abel, no confía en las estrategias de Francisco Javier, pese a ser un político curtido con más de un as debajo de la manga en cuanto a estrategias se refiere, y ha preferido armar su propio equipo de estrategias políticas de campaña, asegurando que lo que ahí se habla y planifica es implementado con la confianza de que nadie se enterará al respecto.
Abel no coge corte, como buen cibaeño, y aunque algunos lo ven lento, él trabaja en pos de dar pasos certeros, aunque eso significa no tener a Francisco Javier a su lado.