En la actualidad muchos sectores apuestan a que las aspiraciones presidenciales que puedan surgir a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en relación a las elecciones que se celebrarán en mayo del 2020, provoquen una división de la organización fundada por el Profesor Juan Bosch.
Lo que ignoran esos sectores es que sus dirigentes y miembros, a pesar de la apertura que se ha producido en los últimos años, aún tienen como guía la Teoría Boschista; lo que hace que al final de cualquier debate público o privado se asuma el criterio que decida la mayoría de sus militantes.
Lo que hace al PLD una organización fuerte radica en que, desde su fundación en 1973, fundamenta sus acciones en métodos de trabajo definidos y en la disciplina partidaria. Una de las estrategias básicas aprobada durante la Conferencia Salvador Allende, celebrada en mayo de 1974, fue asumir como parte de sus métodos de trabajo la crítica y la autocrítica, que le servirían para mantener una comunicación de doble vía entre la dirigencia y las bases.
Bosch estaba consciente que consultar las bases del Partido, en momentos críticos, era lo más oportuno porque la solución a un problema podía surgir de quien menos lo esperamos. En ese sentido expresó el Maestro: “Nosotros no sabemos dónde está en el Partido escondida la cabeza que va a dar la idea genial que va a resolver este problema, porque esos son los casos que se dan, los casos de la conciencia colectiva y la mentalidad colectiva. Los organismos que son representación del pueblo saben mucho más que los hombres aislados”.
Además, entendía que sólo conociendo los orígenes del pueblo y las causas de los males que le afectan, los hombres y mujeres del PLD podían pensar en una solución como una sola fuerza y lograr superar los problemas con éxito. Afirmaba que “esa prédica hecha con métodos muy precisos y muy probados en la práctica dan el siguiente resultado: que todos los peledeístas que entran en el Partido por la puerta de los Círculos de Estudios acaban pensando igual, y los que piensan igual actúan igual, y la actuación igual crea sin esfuerzos una disciplina consciente, no impuesta, no forzada, sino el tipo de disciplina que nace de manera casi natural de las ideas que han sido el alimento teórico de los hombres y mujeres que se desarrollan políticamente a partir de lo que van aprendiendo en el estudio y en la práctica diaria”.
Y precisamente esa disciplina y la unidad de criterios que ha caracterizado al PLD es la que se impondrá ante cualquier diferencia entre sus miembros o su dirigencia y hará algo pasajero aquello, que algunos sectores agoreros presagian con malicia, lo cual será superado por la unidad y la fuerza de quienes tienen la misma meta: el progreso y la estabilidad social, política y económica de República Dominicana.
Tal como señaló Bosch, hay que seguir creciendo derecho, no torcido, “pues si no crece derecho no podrá alcanzar jamás el fin que se ha propuesto, que es la liberación nacional”.
Aseguraba “que no puede haber partido en ningún país sin un líder nacional que inspire respeto; eso es una ley de la activad política”. El PLD debe tener capacidad de interpretar y representar diferentes demandas sectoriales locales, siempre y cuando sean expresiones de intereses colectivos legítimos, evitando los particulares.
Las diferencias deben manifestarse desde la lealtad, con espíritu constructivo, con respeto a las decisiones adoptadas por las instancias partidarias.
Estamos seguros que esos ideales que hicieron posible la creación de la organización como un “Partido Único en América” se mantendrán vigentes, ya que la mayoría de los peledeístas estamos conscientes de que la fuerza es el resultado de la unión estrecha de todos los esfuerzos y nos mantendrá en el poder.
Los peledeístas estamos conscientes de que con nuestras conductas y acciones construimos el presente y el porvenir, que somos dueños de nuestro destino y que trabajamos sin descanso por un proyecto de nación cuyo único objetivo consiste en construir un mejor futuro para República Dominicana.