Quiérase que no, en estos días solo se habla y se comenta sobre lo que pasó en el PLD -la renuncia de su jefe de campaña-. Eso, para bien o mal, pone a esa organización en el centro de la atención pública -relegando a los demás- y saca a flote un error político-estratégico que debió encarar, en su momento, con determinación política categórica: Leonel Fernández, desde que se fue (2019), era -y es- un adversario político cuyo nicho electoral primario es el PLD, y al contar con esa realidad fáctica no iba a dejar de maniobrar para drenar al “viejo instrumento”, a pesar de su alianza PRM-FP (2020). Un dato político-electoral que, parte de la cúpula del PLD, obvió en un extraño masoquismo.

Sin embargo, y dejando el yerro atrás -pues, hoy, se está hablando de una alianza PLD-FP condicionada-, el PLD puede convertir su falta de mira e ingenuidad (¿…?), dado el punto de atención mediático-nacional -de adversarios y beneficiarios-, en una oportunidad provechosa con el propósito de radicalizar su voto, reconfigurar su estrategia de campaña y tener presente que se enfrenta a un monstruo de dos cabezas; pero que, en el fondo, no debe descuidar la que tiene la sartén por el mango -los hilos-encantos del poder-, y, al mismo tiempo, dejar un resquicio, de la puerta, entreabierto por si algunos de los ex, llegado el momento, deciden el retorno.

Y esa es una posibilidad, una vez la percepción-estrategia de “correlación de fuerzas” electoral por encargo -vía encuestas de sastrería e interactivos de redes sociales (más bien, bots)- se venga abajo y las firmas encuestadoras dejen de mercadearse y piensen más en su crédito nacional e internacional que el sesgo político, pago o la animadversión de un capítulo local sobre un determinado partido -en este caso, el PLD-.

Porque, visto desde cualquier perspectiva, ¿se podrá hacer un ejercicio comparativo en materia de políticas públicas sobre inclusión social e inversión pública, entre la actual administración y el referente de la gestión gubernamental (2012-2020) del PLD -luces y sombras-? ¡No hay forma!

Y sobre el expresidente Leonel Fernández, ¿se podrá borrar su alianza, 2020, con el PRM para sacar al PLD del poder y, de paso, enviar a la fila del desempleo a miles de ciudadanos y peledeístas bajo la consigna “¡Se van!”?

Por lo tanto, el ex no podrá cobrar como “opositor” -de narrativa periodística-mediática, encuestas de sastrería o, confundiendo peledeístas-, cuando ha confesado, a pesar de cierta ambivalencia o maroma discursiva, que, bajo ninguna circunstancia, apoyaría al PLD en un posible balotaje PLD-PRM. Y entonces, ¿los peledeístas son buenos para apoyarlo; pero que se “jodan” y no cuenten con él si se presenta una segunda vuelta? Ese sería el negocio “del capa perro”. A menos, que acepte el reto-condición, para una posible alianza PLD-FP, que le ha lanzado el candidato Abel Martínez.

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