El Santo Padre de nuestra Santa Iglesia Católica, imparte durante el año litúrgico dos veces la importante bendición Urbi Et Orbi que traducida del latín significa: (La bendición para Roma y para el mundo) que son el día de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo y el día de la Navidad, en la que celebra el nacimiento del hijo Dios.
Sin embargo el papa puede impartir esta bendición en forma extraordinaria si sucede una situación especial como está aconteciendo con el desarrollo de la pandemia del COVID-19 que ha puesto de rodilla al mundo entero y ya ha causado alrededor de 5 millones de muertos en el mundo entero y en el nuestro han muerto más de dos mil personas.
Pero para que se conozca mejor esta importante bendición para Roma y para el mundo detallo a continuación algunos datos sobre la misma.
La bendición Urbi et orbi se imparte en Roma durante el año en dos fechas: el Domingo de Pascua y el día de Navidad. Se hace al mediodía desde el balcón central de la basílica de san Pedro de la Ciudad del Vaticano (llamado por eso balcón de las bendiciones) adornado con cortinas y colgantes, y con la cátedra del papa allí colocada, y para ella el papa suele revestirse con ornamentos solemnes (mitra, férula, estola y capa pluvial) y va precedido de cruz procesional y acompañado de cardenales-diáconos y ceremonieros. También es impartida por el papa el día de su elección; es decir, al final del cónclave, en el momento en que se presenta ante Roma y el mundo como nuevo sucesor de san Pedro. Solo durante el Pontificado de Juan Pablo II, la Bendición Urbi et Orbi ha sido impartida en el Altar de la Plaza de san Pedro.
Hoy es criterio de cada Papa, si la hace en el balcón de la basílica de san Pedro o no, exceptuando el día de su Asunción como tal, luego del Habemus Papam. Sin embargo, Benedicto XVI, hizo la Bendición Urbi et Orbi en hábito coral, al igual que la mayoría de los papas, aunque a veces, vestía igual que Juan Pablo II, con capa pluvial y mitra, aunque también en puro solideo sobre su cabeza, en algunas ocasiones, mientras que Francisco lo hizo vistiendo una sotana blanca normal. Antiguamente, la bendición Urbi et orbi también se usaba en la coronación papal. Otros papas, como Pío XII, usaban hábito coral y este último incorporó un camauro, que incluso usó Juan XXIII.
Las bendiciones en Navidad y en Semana Santa son transmitidas al mundo por la European Broadcasting Union. Antes de la bendición, el papa da un discurso a la multitud y al mundo con parabienes en muchos de los principales idiomas del mundo. Con la llegada del papa Francisco, desea los mismos en italiano en forma única y exclusiva, rompiendo la tradición de hacerse en otros Idiomas.
En muy raras ocasiones, la bendición Urbi et orbi se usa impartiendo a los peregrinos durante el Año Santo (Jubileo). Fue impartida por el cardenal Marc Ouellet después de empezar y finalizar la misa durante el 50° Congreso Eucarístico Internacional.
La característica fundamental de esta bendición para los fieles católicos es que otorga la remisión por las penas debidas por pecados ya perdonados, es decir, confiere una indulgencia plenaria bajo las condiciones determinadas por el Derecho Canónico (haberse confesado y comulgado, y no haber caído en pecado mortal). La culpa por el pecado es remitida por el Sacramento de la Confesión, de manera que la persona vuelve a estar en gracia de Dios, por lo cual se salvará si no vuelve a caer en pecado mortal; empero, la pena debida por esos mismos pecados debe ser satisfecha, es decir, se debe reparar y compensar el desorden introducido por el pecado, lo cual se lleva a efecto por medio de la penitencia impuesta en el sacramento, por medio de otras obras buenas y, en último caso, por medio del sufrimiento del Purgatorio. Dado que la indulgencia plenaria remite completamente esa pena debida, el fallecido sin haber caído nuevamente en pecado no ha de pasar por el purgatorio y accede directamente al cielo. De acuerdo a las creencias de los fieles, los efectos de la bendición Urbi et orbi se cumplen para toda aquella persona que la reciba con fe y devoción, incluso si la recibe, en directo, a través de los medios de comunicación de masas (televisión, radio, internet, etc.).
Debido a la pandemia del coronavirus por primera vez el papa Francisco dirigió una Adoración Eucarística y de forma histórica y extraordinaria impartió la bendición al mundo desde la plaza de San Pedro vacía el viernes 27 de marzo de 2020.
La convocatoria dice: “Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos el Santísimo Sacramento, con el que al final daré la Bendición Urbi et Orbi, a la que se unirá la posibilidad de recibir la indulgencia plenaria.
”Bendición extraordinaria Urbi et Orbi.
El mensaje central estuvo basado en la lectura del Evangelio de San Mateo 8:23-27 con el pasaje de la Barca que se hunde. La bendición fue dada con el Santísimo sin la fórmula habitual.