Se podrían hacer múltiples lecturas sobre el panorama político-electoral actual, y desde nuestra perspectiva, todas nos llevan a una cuasi segura polarización electoral PRM-PLD -de cara al 2024-, pues no se vislumbra la irrupción, atractiva y de rompimiento, de una tercera fuerza política-electoral como se quiere hacer creer a través de una bien diseñada estrategia mediática de una periferia periodística -más bien, “político de la secreta”- que no lee que la ola-coyuntura-2020 es irrepetible y más improbable, de repetirse, con la figura que se quiere vender.
Y de forzarse ese “escenario” -el de una tercera opción o bloque-, terminaría, por una series de razones sociopolíticas y posible cierre de un ciclo político-generacional, apoyando a uno de los dos bloques mayoritarios -PRM-PLD-, pues el conjuro de un certamen definitorio u tractivo no podría estar en una figura que ya fue -para más señas: tres veces-, sino entre el que está y aspira -que se montó en una ola de cambio, pero más que nada de hartazgo social-coyuntural- y una figura o liderazgo que, ante la no irrupción de un outsider, tendrá que salir del partido cabeza de oposición -el PLD- que tiene dos potenciales opciones presidenciables: Francisco Domínguez Brito y Abel Martínez.
En consecuencia, el gran reto del PLD es reafirmarse, cada día, como cabeza de oposición y saber conjurar cualquier nubarrón, inducido o no, antes, durante y después de octubre 16. Hablamos de una consulta que, aunque no vinculante en término de fuerza de ley, si para los peledeístas que tienen el deber u obligación de respetar sus resultados; pero, sobre todo, de participar entusiasta y disciplinadamente e invitar a simpatizantes y no inscritos en ningún otro partido político. Lógicamente, en todo proceso de esa naturaleza -semiabierto- hay riesgos de incidencias foráneas (pensaríamos que el PLD habrá tomado la debida salvaguardia o previsión al respecto).
Por los demás, el actual panorama sociopolítico discurre entre una administración entrampada en su propia dinámica de gestión pública en donde es evidente disonancias -confluyen disímiles directrices e intereses contrapuestos que, aunado a la crisis global inflacionaria, podría desembocar en una disrupción social- y una oposición dispersa ya prácticamente en campaña y los ruidos, soterrados o abiertos, de una repostulación con bolsones contestatarios internos. Alguien, interesado, llamó a ese cuadro “la tormenta perfecta”.
Ese es el panorama sociopolítico actual y su perspectiva electoral, habría que seguir leyendo la coyuntura, pero una clarinada -que marca un antes y un después- fue la que dio el expresidente y líder del PLD, Danilo Medina, en ocasión de la celebración del 113 Aniversario del nacimiento del fundador y líder histórico del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), profesor Juan Bosch, en la línea de redefinir estrategias, fijar objetivos y trazar las coordenadas políticas-electorales de cara al 2024.
En otras palabras, el próximo 16 de octubre, dirá…