Sea por las razones que fuere -para mí, las más sabias-visionarias-; y aunque los liderazgo no se decretan, el Presidente Danilo Medina, con su decisión de no propiciar una reforma constitucional -que no era para su exclusivo beneficio, como se quiso vender- se ha convertido en el único líder y Presidente -de nuestra historia contemporánea- que ha sido capaz de no creerse-entenderse, él mismo -¡y en el ejercicio del poder!-, como la hechura de un liderazgo mesiánico e insustituible, sino, como un liderazgo facilitador-multiplicador para la apertura e irrupción de otros liderazgos.
Sin embargo, alguien podrá decir que, Balaguer, Bosch y Peña-Gómez también propiciaron liderazgos; pero no en la dimensión del poder inmediato, pues esos grandes líderes aglutinaron masas-dirigentes: unos, en el caso de Balaguer, para, exclusivamente, seguirlo; otros, en el caso de Bosch, para formarlos doctrinariamente y hacerlo aptos para el ejercicio profesional de la política y el poder –¡forjó una escuela política!-; y uno último, Peña-Gómez, quiso disciplinar y encauzar un liderazgo de raigambre democrático en el contexto histórico-regional de un partido que surgió –Cuba-1939- signado por la lucha patriótica-ideológica en contra de las dictaduras, el imperialismo y los signos vitales de la Guerra Fría. De modo que, ni a Bosch, Balaguer o Peña-Gómez, desde sus estrictos espectros políticos-ideológicos, se les podía exigir más de lo que exhibieron, bueno o malo, en el ejercicio-gravitación de sus liderazgos. Pero además, ningún de ellos se formó en la era -cosmovisión- del conocimiento, la Internet ni las redes sociales. Aunque hay, lamentablemente, de los actuales, que ni están en la era de la cosmovisión –ciencia-tecnología (conocimiento y redes sociales)- ni tampoco en la ilustración -libresca-análoga-. En síntesis, que los liderazgos tradicionales –“encantadores de serpientes” (oradores-sofistas), castradores de democracia y suplantadores orgánicos-institucionales- están en crisis y en vía de extinción (aunque lo ignoren). Por ello, lo que se les presenta al relevo político-generacional –de cara al electorado y las primarias- es un momento-desafío especial que pondrá a prueba si están a la altura -ética-científica-tecnológica- de lo que la sociedad global-nacional está demandando de quienes aspiren a dirigirla, bajo un nuevo paradigma de hacer política y gobernar para el desarrollo integral; y el que no encaje en esos prerrequisitos, se quedará obsoleto. Porque ya no se trata de líderes-oradores de una sola vía: ellos hablan y el público-ciudadano escucha. ¡No! Hoy se trata más que de hablar de escuchar, de salir ileso de acusaciones y ataques feroces (transparencia); pero además, de poder exponer propuestas programáticas –políticas públicas- conectadas a las necesidades y aspiraciones de la gente. De lo contrario, los dejarán hablando solos… (¡A pesar del pica-pollo…!).
¡Enhorabuena!