El informe del Banco Central sobre el comportamiento de la economía dice: “Al cierre del año 2023, la actividad hoteles, bares y restaurantes fue la de mayor incidencia en el desempeño del PIB, al exhibir una variación relativa de 10.7 % en términos de valor agregado real. Este destacado resultado estuvo impulsado por el aumento de 12.5 % en la llegada de pasajeros no residentes”.
El reporte del Ministerio de Turismo para el 2023 indica que el sector llegó a 183,373 empleos y RD$352,236 millones en compras formales.
El informe del Banco Popular sobre el comportamiento del turismo en el 2022 indica que el pago de impuestos en el 2022 y en este último sumó US$1,002 millones. De estos el 56% fue por ITBIS, 13% salida de pasajeros, 11% personas jurídicas, 7% tarjeta de turismo, 9% impuesto sobre la renta, 1% impuesto a los activos y 3% otros.
Cito estos datos porque creo que resulta interesante precisar el significado de la ley sobre fomento del desarrollo turístico que se probó por primera vez en 1971 y luego fue reformada en octubre del 2001 por la ley 158-01, que a su vez fue sometida a cambios en 4 oportunidades en los años 2002, 2004, 2012 y 2013.
La idea generalizada más allá de los expertos en asuntos fiscales es que el sector turismo no paga impuestos, aunque no faltan algunos que los afirman a sabiendas. Entonces cuál es el origen de los miles de millones aportados en impuestos por esta actividad.
Los gastos de los hoteles no están exonerados. Todas las compras de alimentos, bebidas y servicios pagan los impuestos regulares. Igualmente las aerolíneas, aeropuertos, y los turistas cuando entran o salen del país o gastan durante su estadía en los hoteles o fuera de ellos.
Si es cierto, que los alquileres para turismo de villas, apartamentos o habitaciones fuera de los hoteles no pagan impuestos. Por sus demás gastos gravados pagan los impuestos, pero ese aporte impositivo no entra en las cifras del sector que se publican.
Los buenos hoteles como los que construyen aquí requiere una alta inversión, y liberal de cargas fiscales ese componente y los beneficios que produce durante 15 años, es el principal objetivo del esquema de incentivos, que ha estimulado el desarrollo de 87 mil habitaciones hoteleras, de las cuales una proporción importante aún tiene incentivos vigentes. Tenemos aproximadamente cinco mil habitaciones en construcción y miles más programadas con incentivos aprobados.
Como no se pueden eliminar estos incentivos, el resultado de darle tijera a la exitosa ley que promueve al desarrollo de nuevos proyectos turísticos, esta decisión no producirá de inmediato, ni en el corto y mediano plazo, un incremento sustancial de los ingresos que ya tiene el fisco del sector.
Si será un severo golpe al principal atractivo para inversiones que ha hecho crecer nuestra productiva maquinaria turística, cuyo un impacto es notable y certifica el Banco Central.
Los aportes del turismo al fisco pueden crecer más, pero dar tijeras a la ley de incentivos no es el camino. Seguiremos con este tema con el que algunos quieren inventar.