Me preocupan mucho los niveles de violencia que se registran a diario en nuestro país y en el mundo. Lo digo y con pesar, con mi corazón repleto de angustia cada vez que veo hechos lamentables que llenan páginas de medios informativos y que engendran morbo como consecuencia de la violencia física, verbal o psicológica, un problema que destruye a nuestras sociedades y que lo estamos dejando pasar por alto.
República Dominicana es un país pequeño y sufre los embates de la violencia cada segundo. En la casa, en la calle, en nuestros centros de trabajo, en las escuelas, lugares de diversión, en fin, donde quiera que estemos nos acecha la violencia, y lo penoso de esta plaga es que vamos de mal en peor.
Y es que ser violento, hostil, malcriado o maleducado no nos aporta nada, ni se traduce en nada bueno, todo lo contrario, complica la existencia y apaga la vida.
Hay muchos que creen que después de la pandemia, las vacunas y de vivir en un mundo globalizado, es cuando se ha agudizado más este fenómeno definido como una fuerza consciente o inconsciente de hacer daño o destruir, pero no. La violencia existe desde que se creó el mundo, solo que, en estos tiempos, quienes formamos parte de estas generaciones la estamos viviendo a otro nivel.
Génesis, primer libro del antiguo testamento, en el cual se narra la vida de Abel y Caín y en que este último se desentiende de su hermano y lo asesina es la historia más cruel y abominable que dio pie al salvajismo entre los humanos.
Hoy vivimos en el Génesis, en un mundo donde no hay respeto hacia nuestros padres, a la familia, hacia nosotros mismos, donde el común denominador es la agresividad, verbal, física y psicológica. Donde la solidaridad, el decoro, la sensibilidad y el altruismo están ausentes.
La vida va rápido y así de rápido vamos perdiendo la esencia. La falta de educación, de conocimiento, de sentido común de una mayoría significativa, que lacera y nos pone a pensar sobre lo que pasará en los próximos años. ¿Serán más hostiles y crueles que los de ahora? ¿O el mundo cambiará para bien?
Todo pinta extraño e incierto mientras continuemos comportándonos como seres sin raciocinio. El mundo vive de respuestas violentas, tú me agredes, yo te agredo… Sabemos que cada cabeza es un mundo, pero en ese mundo debe primar el orden, la convivencia, el amor y la paz, y que ceder, respetar, pedir disculpas, ayudar, cooperar sean los comunes denominadores… De eso se trata la vida.