Todas las personas dependen de los recursos de la vida silvestre y la biodiversidad para satisfacer sus necesidades, desde alimentos hasta combustible, medicinas, vivienda y ropa. Por eso debemos trabajar juntos para asegurarnos de que los ecosistemas prosperen y las especies vegetales y animales sobrevivan en el futuro.

Precisamente el Día Mundial de la Vida Silvestre, también definido como Día de la Naturaleza, que se celebra el 3 de marzo desde que fuera proclamado en 2013 por la Asamblea General de la ONU, es una oportunidad para tomar conciencia sobre las hermosas y variadas formas de fauna y flora silvestres, sus múltiples beneficios y recordar la necesidad urgente de luchar contra los delitos que amenazan con su reducción.

Este 2025 el tema del día internacional, “Financiación de la conservación de la vida silvestre: Invertir en las personas y el planeta”, busca explorar cómo trabajar juntos para hacer que los flujos financieros -actualmente insuficientes – sean más eficaces y sostenibles.

Con más de un millón de especies en peligro de extinción, y ante la intensificación de la crisis planetaria, la financiación innovadora para la conservación de la vida salvaje es más urgente que nunca.

La vida silvestre no tiene posibilidades de autodefensa ante la acción depredadora humana, y la fragilidad de los ecosistemas hace que sucumba ante la tala indiscriminada, que no solamente acaba con los bosques, sino también con el hábitat de pájaros, insectos, reptiles y anfibios.

A esto hay que sumarle las prácticas nocivas de la agricultura que, con sus pesticidas, herbicidas y otros venenos elimina especies como la lombriz de tierra.

En nuestro país sufrimos la contaminación de los cursos de agua, las cañadas, la depredación de las granceras y la proliferación del plástico.

Cada año la “Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)” hace hincapié en las tasas de extinción de especies vertebradas como aves, mamíferos y anfibios y suma otras nuevas.

Por ello rescatamos esta sentencia del doctor Fernando Lahille, un naturalista argentino: “Suprimir una vida, por humilde que sea, es como apagar una estrella”.

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